Dada esta incomprensible -y bienvenida- racha de “simpatía” por mi obra, La Santa Inquisición y Prisionera del Catesismo estarán exhibiéndose en una galería de arte de Palermo el próximo 8 de Mayo en coincidencia con la primera Gallery Nigth de Palermo “Soho”, para mí todavía el “Viejo” anque reblandecido.
Este volver a deambular con mi obra por Baires
empieza a convencerme de que tal vez ha llegado la hora de que comience a
considerar seriamente la posibilidad de
sacar a mi Ragnarök a la luz. Es decir,
todo junto y en contexto.
Ese proyecto tiene de arranque más
dificultades que alientos, pues aunque sólo se trate de una parte de las obras
que planeo que la integren, esta primera avanzada ya necesita un espacio
considerable. “¿Y si el verdadero lujo
fuera el espacio?” decía un slogan publicitario de principio de siglo, de no
recuerdo qué producto, que mostraba una playa larga y solitaria adosada a un
acantilado convertido en espléndida y gigantesca biblioteca. Y sí, mucho espacio es un lujo.
El espacio es imprescindible para mi Totem, que con sus dos metros
largos de altura requiere distancia para la observación y para evitar el encuentro
demasiado cercano con el observador ya que, pese a su talla y su impronta, no
deja de estar hecho con servilletas de papel.
Y mi Portal de la Lista de los Ángeles y
de los Demonios, que requiere una amplia pared con una puerta en el medio, que dé acceso a otra sala (donde estarán Ángeles
& Demonios desplegados) para ubicar mi políptico en simetría a ambos lados de esa
puerta. El diseño del Portal es mi juego
favorito actual, algo que realmente me
está permitiendo el despliegue desenfrenado de todos mis gustos caprichosos por
mujeres sin ropa, máscaras venecianas y relieves sobre decoupage. Un auténtico placer meramente lúdico y
hedonista, tal vez decorativo pero que servirá de invitación y consejo de no
tomar nada al pie de la letra.
Y luego alguna que otra pared hará falta para
el resto de las Inquisiciones (La Santa, la Albigense, la de América y la de
las Brujas). Y algo más para Lilith, La Magdalena del Preste Juan, Prisionera
del Catesisimo y mi dibujo blasón del Ragnarök original e inspirador. Los dibujos en tinta del Libro de los Herejes
y del Libro del Infierno de Dios, con los que alguna vez montaré algo que
simule un laberinto, puede que deban esperar esta primera vez…
O sea: mucho espacio. Y un galerista que no sea muy susceptible a
las “irreverencias” religiosas. Y, por
sobre todo, barato. Ya que tengo muy claro que voy a ser yo –como
siempre- la que corra con todos los gastos.
Hace años que dejé de creer en hadas, duendes y galeristas “mecenas” que
descubren y apoyan a las “promesas” del arte.
Yo me autofinancio, porque es la
única manera de hacer algo. Y, además, hacerlo bajo mis reglas. Pero sospecho que encontrar lugar para Ragnarök
no será tanto una lucha contra los aspectos “intelectuales” y “artísticos” de
la propuesta, sino que, decididamente, deberá superar escollos logísticos absolutamente
concretos: dimensiones de la sala y costos de alquiler. Todo muy terrenal para mi místico Ragnarök.
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