“Moverse o ser movido. Le llegó un eco de su perdida cultura que
atribuyó a un poema de Beckett que alguna vez le había impresionado. Esto no
es moverse. Esto es ser movido.”
Manuel Vázquez Montalbán, Los pájaros de Bangkok Editorial Planeta S.A. Barcelona 1987, pág. 226
Manuel Vázquez Montalbán, Los pájaros de Bangkok Editorial Planeta S.A. Barcelona 1987, pág. 226
Días como hoy
las personas comunes (léase: las que vivimos honestamente de nuestro trabajo,
que no tenemos afiliación política ni tenemos pretensiones de vivir del Estado
o de explotar a nuestros conciudadanos)
sentimos que no nos movemos por voluntad propia, sino que somos llevados por
delante por corruptos (de ambos lados) que en el devenir de su juego –donde los
únicos beneficiados son ellos cualquiera sea su bando- quedamos en el medio e
invariablemente pagamos todos los platos rotos.
Huelgas, piquetes, puentes cortados (desde dónde te tiran); políticos
corruptos (y millonarios) que menosprecian a los trabajadores, sindicalistas
corruptos (y millonarios) que utilizan a los trabajadores para sustentar sus
aspiraciones políticas. Lo mismo de los
dos lados, hoy enfrentados ayer amiguísimos, buscando su exclusivo beneficio:
el poder absoluto que asegura la impunidad a su proceder mafioso. Y uno, que sólo puede mirar y sufrir. Ser movido.
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