jueves, 10 de abril de 2014


Moverse o ser movido.  Le llegó un eco de su perdida cultura que atribuyó a un poema de Beckett que alguna vez le había impresionado.  Esto no es moverse.  Esto es ser movido.” 

Manuel Vázquez Montalbán, Los pájaros de Bangkok  Editorial Planeta S.A. Barcelona 1987, pág. 226




     Días como hoy las personas comunes (léase: las que vivimos honestamente de nuestro trabajo, que no tenemos afiliación política ni tenemos pretensiones de vivir del Estado o de  explotar a nuestros conciudadanos) sentimos que no nos movemos por voluntad propia, sino que somos llevados por delante por corruptos (de ambos lados) que en el devenir de su juego –donde los únicos beneficiados son ellos cualquiera sea su bando- quedamos en el medio e invariablemente pagamos todos los platos rotos.  Huelgas, piquetes, puentes cortados (desde dónde te tiran); políticos corruptos (y millonarios) que menosprecian a los trabajadores, sindicalistas corruptos (y millonarios) que utilizan a los trabajadores para sustentar sus aspiraciones políticas.  Lo mismo de los dos lados, hoy enfrentados ayer amiguísimos, buscando su exclusivo beneficio: el poder absoluto que asegura la impunidad a su proceder mafioso.  Y uno, que sólo puede mirar y sufrir.  Ser movido.





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