viernes, 25 de julio de 2014

El plagio como arte.


  Hay historias (reales) que me hacen simpatizar con algunos "plagiadores", artistas talentosos que con un despliegue de disciplina y voluntad abocan su vida a crear su obra al modo de otro, y no por falta de talento u originalidad, ya que al repaso de sus vidas uno no puede menos que valorar su particular personalidad irrepetible. 

  Eso obliga a la pregunta de si el mérito de "maestro" le corresponde al que crea con facilidad, de modo natural, sin necesidad de esfuerzo o empeño o si este calificativo debería reservarse para el que, no conformándose con el talento, se dedica obsesivamente al estudio y perfeccionamiento de lo que no le es ni propio, ni natural ni fácil; no para pintar "como le sale"  sino como intelectualmente se propone.

  Hace poco vi el filme The Monuments Men dirigida y protagonizada por George Clooney (una porquería como película basada en una historia real absolutamente maravillosa), y la recuperación de las obras de arte robadas por el régimen nazi. 

   El rescate de miles de obras de una mina de sal me hizo recordar el caso de un Veermer falsificado por el holandés van Meegeren, anécdota que por primera vez me contara un viejo pintor de Lanús cuando yo era poco más que una nena.  Este viejo pintor (defenestrado como "copista" por el medio del arte local, lo que a él poco le importaba) solía hablarme de "ese pintor  que pintaba como Veermer, pero mejor", cuando yo ni idea tenía de quién era Veermer -honestamente, yo llegó a este a través de la admiración que le profesaba Dalí-.

  Reconstruí la historia de Van Meegeren no por lo que yo recuerdo de aquellos relatos infantiles sino por la data que circula por la web.  Talento natural versus esmerada y trabajada técnica virtuosa.  ¿Qué hace que una obra de arte sea una obra de arte?  Yo no lo sé.  ¿La originalidad?  ¿La personalidad?  ¿La publicidad?  ¿La mera casualidad?  Realmente, no lo sé.



"En sus inicios el holandés Han van Meegeren (Henricus Antonius van Meegeren, 10 Octubre 1889 Deventer, Overijssel – 30 Diciembre 1947 Amsterdam) no se propuso ser falsificador. En realidad quería ser reconocido como un artista legítimo, pero los críticos de arte despreciaron su trabajo. Van Meegeren pensaba que el arte moderno era una moda pasajera y decidió usar un estilo totalmente clásico. Un crítico de arte dijo de su obra en una de sus primeras exposiciones: «Tiene talento pero su obra es una especie de facsímil de la escuela renacentista. Tiene todas las virtudes, excepto la originalidad». 
  En su infancia, Han se sintió descuidado e incomprendido por su padre, quién prohibió estrictamente el desarrollo artístico de Han y constantemente se burlaba de él. A menudo era forzado por su padre a escribir cientos de veces la frase: "No sé nada, no soy nada, no soy capaz de hacer nada".
  Mientras asistía a la escuela Higher Burger School, conoció al profesor y pintor Bartus Korteling (1853 - 1930), quien llegaría a ser su mentor. Korteling había sido inspirado por Johannes Vermeer y le mostró al joven Van Meegeren la técnica de Vermeer y su mezcla de colores. Korteling rechazaba el impresionista y otras tendencias modernas por decadentes y degeneradas, y su fuerte influencia personal probablemente llevó a Van Meegeren a rechazar más tarde los estilos contemporáneos y a pintar exclusivamente en estilo clásico. 
  En 1907 Van Meegeren, obligado por las demandas de su padre, deja el hogar para estudiar arquitectura en la Technische Hogeschool de Delft. Además de sus estudios de arquitectura, Van Meegeren recibió lecciones de dibujo y pintura. En 1913 abandona sus estudios de arquitectura.

  En 1914 da examen en la Real Academia de Artes de La Haya, recibiendo su diploma en agosto de 1914, lo que le permitía dar clases, y pronto tomó el cargo de asistente del profesor de dibujo y de historia del arte por un pequeño salario mensual. Para complementar sus ingresos, Han dibujaría carteles e ilustraciones (tarjetas de navidad, paisajes y retratos) para comerciantes de arte. Muchas de estas pinturas son bastante valoradas hoy en día.

  Van Meegeren mostró públicamente sus primeras pinturas en La Haya, entre abril y mayo de 1917. En diciembre de 1919 fue aceptado como un selecto miembro del Haagse Kunstkring, una exclusiva sociedad de escritores y pintores.

  Llegó a ser muy popular en los Países Bajos, esencialmente por su magistral conocimiento de las técnicas de los maestros neerlandeses del siglo XVII. Sus obras Hertje (1921) y Straatzangers (1928) fueron particularmente populares, y hasta 1927 recibe principalmente elogios por parte de los críticos. En 1928, la similitud de sus pinturas con las de los antiguos maestros comenzó a suscitar el reproche de la crítica, que en esa época estaba más interesada en el cubismo, y el surrealismo. Se dijo que el talento de Van Meegeren estaba sólo en la imitación y por eso era limitado.

 En respuesta a estos comentarios Van Meegeren publicó una serie de artículos agresivos en el periódico mensual De Kemphaan. Entre abril de 1928 y marzo de 1930, y junto al periodista Jan Ubink, van Meegeren rabió en contra de la comunidad artística, lo que causó la pérdida definitiva de simpatía de la crítica.

  Fue entonces que van Meegeren se puso a trabajar para probar a la crítica que él no sólo podía copiar el estilo de los maestros neerlandeses, sino que podía realizar una obras de arte tan magníficas que superaría la de ellos. Se mudó al sur de Francia y comenzó los preparativos para su falsificación máxima, lo que le tomó seis años (1932-1937).

  Realizó un trabajo minucioso de preparación: se sumergió en las biografías de los antiguos maestros, estudiando sus vidas, sus ocupaciones, sus técnicas y sus catálogos.  Se propone definir los procedimientos químicos para lograr los mismos pigmentos y aglutinantes, consigue lienzos del siglo XVII y utiliza lapilázuli, añil y otros minerales para lograr colores símiles a los originales reproduciendo el procedimiento de mezcla.  Fabrica pinceles de pelo de tejón, como los que utilizara Veermer.  Prueba hornear las pinturas para endurecerlas y agrietarlas.  
  En 1937 realiza los Los discípulos de Emaús al modo de Vermeer.  Ya que los expertos habían asumido que Vermeer se había formado en Italia, Han usó La Cena de Emaús de Caravaggio como modelo.  Terminado, entrega la obra a su amigo el abogado C. A. Boon, diciéndole que era un Veermer original que había descubierto accidentalmente y pidiéndole que lo certificada a través del reconocido experto  Dr. Abraham Bredius.  Este, en 1937, lo certifica como genuino.  La pintura sería adquirida por la Rembrandt Society en una suma millonaria y donado al Museo Boymans Van Beuningen de Róterdam.
  Con lo obtenido por esta operación, Van Meegeren se muda a Niza adquiriendo una importante propiedad donde se instala y decora con obras originales.  Aquí continua falsificando y adquiriendo con el producido de  esta inmuebles y obras de arte (originales).  En una entrevista de 1946 afirmaría tener 52 casa y 15 predios rurales.
   Uno de los Vermeer falsificados de van Meegeren acabó en la colección del Mariscal del Reich Hermann Göring. Al acabar la Segunda Guerra Mundial la falsificación en manos de Göering (escondida en una mina de sal) fue descubierta y el gobierno neerlandés arrestó a van Meegeren  el 29 de mayo de 1945 acusándolo de colaborador nazi.

  Ante la posibilidad de ser juzgado como traidor a la patria y condenado a muerte van Meegeren confesó que él mismo había hecho la falsificación y para demostrarlo tuvo que falsificar un cuadro delante de la policía. Fue condenado a un año de prisión, aunque no llegó a cumplirlo porque murió antes de un ataque cardíaco el 30 de diciembre de 1947, a los 58 años de edad.

  Había ganado más de 60 millones de dólares con sus falsificaciones. En 1943 el Estado neerlandés compró el falso Vermeer de van Meegeren El lavapiés, que actualmente se encuentra en el Rijksmuseum de Ámsterdam."

Fuentes (entre otras): Wikipedia,
 http://www.lapiedradesisifo.com/2013/07/02/las-m%C3%A1s-grandes-falsificaciones-del-mundo-del-arte/ , http://actualidad.rt.com/cultura/view/49139-Falsificaciones-de-arte-R%C3%A9plicas-que-superan-valor-del-original


2 comentarios:

  1. Rodrigo borró la respuesta que hice a tu comentario sobre Pombo.
    En algún viejo post, en una nota o entrevista a Marcelo P., Cañete ponía por las nubes el cuadro "Joyería antigua".

    Pero bueno, un día te tiene en un altar, y otro día sos lo peor.

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  2. Esa es la misión de un crítico "en serio". Si aprueba todo lo que hacés, no es creíble. Igual, a mí, me sigue pareciendo un espanto. Pero que sabré yo...

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