Hay historias (reales) que me hacen simpatizar con algunos "plagiadores", artistas talentosos que con un despliegue de disciplina y voluntad abocan su vida a crear su obra al modo de otro, y no por falta de talento u originalidad, ya que al repaso de sus vidas uno no puede menos que valorar su particular personalidad irrepetible.
Eso obliga a la pregunta de si el mérito de "maestro" le corresponde al que crea con facilidad, de modo natural, sin necesidad de esfuerzo o empeño o si este calificativo debería reservarse para el que, no conformándose con el talento, se dedica obsesivamente al estudio y perfeccionamiento de lo que no le es ni propio, ni natural ni fácil; no para pintar "como le sale" sino como intelectualmente se propone.
Hace poco vi el filme The Monuments Men dirigida y protagonizada por George Clooney (una porquería como película basada en una historia real absolutamente maravillosa), y la recuperación de las obras de arte robadas por el régimen nazi.
El rescate de miles de obras de una mina de sal me hizo recordar el caso de un Veermer falsificado por el holandés van Meegeren, anécdota que por primera vez me contara un viejo pintor de Lanús cuando yo era poco más que una nena. Este viejo pintor (defenestrado como "copista" por el medio del arte local, lo que a él poco le importaba) solía hablarme de "ese pintor que pintaba como Veermer, pero mejor", cuando yo ni idea tenía de quién era Veermer -honestamente, yo llegó a este a través de la admiración que le profesaba Dalí-.
Reconstruí la historia de Van Meegeren no por lo que yo recuerdo de aquellos relatos infantiles sino por la data que circula por la web. Talento natural versus esmerada y trabajada técnica virtuosa. ¿Qué hace que una obra de arte sea una obra de arte? Yo no lo sé. ¿La originalidad? ¿La personalidad? ¿La publicidad? ¿La mera casualidad? Realmente, no lo sé.
"En sus inicios el
holandés Han van Meegeren (Henricus
Antonius van Meegeren, 10 Octubre
1889 Deventer, Overijssel – 30 Diciembre 1947 Amsterdam)
no se propuso ser falsificador. En realidad quería ser reconocido como un
artista legítimo, pero los críticos de arte despreciaron su trabajo. Van Meegeren pensaba que el arte moderno era una moda pasajera y
decidió usar un estilo totalmente clásico. Un crítico de arte dijo de su obra
en una de sus primeras exposiciones: «Tiene talento pero su obra es una especie
de facsímil de la escuela renacentista. Tiene todas las virtudes, excepto la
originalidad».
En su infancia, Han se sintió descuidado e
incomprendido por su padre, quién prohibió estrictamente el desarrollo artístico de Han y constantemente se burlaba de él.
A menudo era forzado por su padre a escribir cientos de veces la frase: "No
sé nada, no soy nada, no soy capaz de hacer nada".
Mientras asistía a la escuela Higher Burger School, conoció al profesor y pintor Bartus Korteling (1853 - 1930), quien llegaría a ser su
mentor. Korteling había sido
inspirado por Johannes Vermeer y le
mostró al joven Van Meegeren la
técnica de Vermeer y su mezcla de
colores. Korteling rechazaba el impresionista y otras tendencias
modernas por decadentes y degeneradas, y su fuerte influencia personal
probablemente llevó a Van Meegeren a
rechazar más tarde los estilos contemporáneos y a pintar exclusivamente en estilo
clásico.
En 1907 Van Meegeren, obligado por las demandas
de su padre, deja el hogar para estudiar arquitectura en la Technische Hogeschool de Delft. Además de sus estudios de
arquitectura, Van Meegeren recibió
lecciones de dibujo y pintura. En 1913 abandona sus estudios de arquitectura.
En 1914 da
examen en la Real Academia de Artes
de La Haya, recibiendo su diploma en
agosto de 1914, lo que le permitía dar clases, y pronto tomó el cargo de
asistente del profesor de dibujo y de historia del arte por un pequeño salario
mensual. Para complementar sus ingresos, Han
dibujaría carteles e ilustraciones (tarjetas de navidad, paisajes y retratos)
para comerciantes de arte. Muchas de estas pinturas son bastante valoradas
hoy en día.
Van
Meegeren mostró públicamente sus primeras pinturas en La Haya, entre abril y mayo de 1917. En
diciembre de 1919 fue aceptado como un selecto miembro del Haagse Kunstkring, una exclusiva
sociedad de escritores y pintores.
Llegó a ser muy
popular en los Países Bajos, esencialmente
por su magistral conocimiento de las técnicas de los maestros neerlandeses del
siglo XVII. Sus obras Hertje (1921) y Straatzangers (1928)
fueron particularmente populares, y hasta 1927 recibe principalmente elogios
por parte de los críticos. En 1928, la similitud de sus pinturas con las de los
antiguos maestros comenzó a suscitar el reproche de la crítica, que en esa
época estaba más interesada en el cubismo, y el surrealismo. Se dijo que el
talento de Van Meegeren estaba sólo
en la imitación y por eso era limitado.
En respuesta a estos comentarios Van Meegeren publicó una serie de
artículos agresivos en el periódico mensual De Kemphaan. Entre abril
de 1928 y marzo de 1930, y junto al periodista Jan Ubink, van Meegeren
rabió en contra de la comunidad artística, lo que causó la pérdida definitiva
de simpatía de la crítica.
Fue entonces
que van Meegeren se puso a trabajar
para probar a la crítica que él no sólo podía copiar el estilo de los maestros
neerlandeses, sino que podía realizar una obras de arte tan magníficas que superaría
la de ellos. Se mudó al sur de Francia y comenzó los preparativos para su
falsificación máxima, lo que le tomó seis años (1932-1937).
Realizó un
trabajo minucioso de preparación: se sumergió en las biografías de los antiguos
maestros, estudiando sus vidas, sus ocupaciones, sus técnicas y sus catálogos. Se propone definir los procedimientos químicos
para lograr los mismos pigmentos y aglutinantes, consigue lienzos del siglo
XVII y utiliza lapilázuli, añil y otros minerales para lograr colores símiles a
los originales reproduciendo el procedimiento de mezcla. Fabrica pinceles de pelo de tejón, como los
que utilizara Veermer. Prueba hornear las pinturas para endurecerlas
y agrietarlas.
En 1937 realiza los Los discípulos de Emaús al modo de Vermeer. Ya que los expertos habían asumido que Vermeer se había formado en Italia, Han usó La Cena de Emaús de Caravaggio
como modelo. Terminado, entrega la obra
a su amigo el abogado C. A. Boon, diciéndole
que era un Veermer original que
había descubierto accidentalmente y pidiéndole que lo certificada a través del
reconocido experto Dr. Abraham Bredius. Este,
en 1937, lo certifica como genuino. La
pintura sería adquirida por la Rembrandt Society en una suma
millonaria y donado al Museo Boymans Van
Beuningen de Róterdam.
Con lo obtenido por esta operación, Van Meegeren se muda a Niza adquiriendo una importante
propiedad donde se instala y decora con obras originales. Aquí continua falsificando y adquiriendo con
el producido de esta inmuebles y obras
de arte (originales). En una entrevista
de 1946 afirmaría tener 52 casa y 15 predios rurales.
Uno de los
Vermeer falsificados de van Meegeren acabó en la colección del
Mariscal del Reich Hermann Göring.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial la
falsificación en manos de Göering (escondida
en una mina de sal) fue descubierta y el gobierno neerlandés arrestó a van Meegeren el 29 de mayo de 1945 acusándolo de
colaborador nazi.
Ante la posibilidad de ser juzgado como
traidor a la patria y condenado a muerte van
Meegeren confesó que él mismo había hecho la falsificación y para
demostrarlo tuvo que falsificar un cuadro delante de la policía. Fue condenado
a un año de prisión, aunque no llegó a cumplirlo porque murió antes de un
ataque cardíaco el 30 de diciembre de 1947, a los 58 años de edad.
Había
ganado más de 60 millones de dólares con sus falsificaciones. En 1943 el Estado
neerlandés compró el falso Vermeer
de van Meegeren El lavapiés, que
actualmente se encuentra en el Rijksmuseum
de Ámsterdam."
Fuentes (entre otras): Wikipedia,
http://www.lapiedradesisifo.com/2013/07/02/las-m%C3%A1s-grandes-falsificaciones-del-mundo-del-arte/ , http://actualidad.rt.com/cultura/view/49139-Falsificaciones-de-arte-R%C3%A9plicas-que-superan-valor-del-original
Rodrigo borró la respuesta que hice a tu comentario sobre Pombo.
ResponderEliminarEn algún viejo post, en una nota o entrevista a Marcelo P., Cañete ponía por las nubes el cuadro "Joyería antigua".
Pero bueno, un día te tiene en un altar, y otro día sos lo peor.
Esa es la misión de un crítico "en serio". Si aprueba todo lo que hacés, no es creíble. Igual, a mí, me sigue pareciendo un espanto. Pero que sabré yo...
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