Sobre
escobas y cuestiones domésticas.
Estaba dispuesta a intervenir la escoba para la
convocatoria de octubre en la UBA
con la convicción de que sería cuestión de unas pocas horas y más oficio que
esfuerzo. Dicha convicción estaba
sostenida por mi inexperiencia en el asunto de las intervenciones y el olvido
de que la tri-dimensión es cosa de escultores y no de dibujantes.
Yo, con la idea, estaba lo más satisfecha: escoba con máscara, nombre de brujas en el
palo, algo de cartapesta al final
para equilibrar el peso de la cabeza. En
eso avanzaba con entusiasmo cuando alguien sensatamente –aunque sin prestarme
mucha atención- me cuestionó ¿cómo la vas
a colgar? Y ahí detuve las rotativas
y me enfrenté a un problema en el que no había reparado. Mi Escoba
Enmascarada quedó stand-by…
El asunto de la cuelga es importante en cuanto
quiero que los nombres en el palo puedan ser leídos por el espectador que se
interese en el detalle. Los nombres son
nombres de personas reales que fueron acusadas de brujería y asesinadas por ello. Más allá del pintoresquismo de mi cachivachezca
escoba, algo más interviene el objeto: la
verdad. Las máscaras y la verdad siempre van de la mano, ¿quién soy yo para escindirlas?
Así que si la cuelgo con el cabo para abajo, para el
costado, para arriba o en diagonal , eso modifica el criterio de
escritura. Pero hay más: no tengo ni
idea como sujetarla para colgarla. Y ahí quedó, mirándome mientras la miro, pensando un soporte y un ángulo para poder concluirla.
Una de mis voces me recuerda que tengo cosas
más importantes que hacer, que era mi intención formar parte de un evento en el
Centro Cultural Borges (a principios de octubre) y en una
muestra en la Universidad de Tres de
Febrero sobre la violencia de género (noviembre) y que nada tengo listo para ello; que
probablemente viaje al exterior a fines de agosto con lo que mis tiempos son
más escasos de lo habitual, y que el asunto de la escoba se está volviendo
excesivo.
Pero mi escoba me remite a mis Brujas de Ragnarök.
Y no puedo evadirme de la atracción de hurgar entre libros y
papeles, buscando información, cotejando data, confeccionando listas,
elaborando ideas que se vuelven imágenes posibles y retorno a revolver fotos,
buscando modelos, cotejando aproximaciones, confeccionando bocetos
esquemáticos, elaborando ideas a las que le falta un detalle, y vuelvo a revolver libros, buscando un dato... in aeternum.
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