Sorcière,
Hexe, Zauberer, hechicera, strega, troll, taltos. Brujas.
“In 1985 the German village of Gelnhausen, a village that
had immured witches in its tower, decided to make a tourist attraction of the
old “Witches Tower”. But on the day that
it was to open to the public, a group of women surprised the townsfolk by
staging a protest. Dressed in white,
they walked around the tower carryng placards with the names of those killed
there long ago; the last placard read: “We will remember the names of those who
died.”
This book has been an effort to remember the names of
those who died across Europe. So far,
few have said, “Yes, these things really happened.” And no one has yet said, “They will never
dare to happen again.”
Anne Llewellyn Barstow Witchcraze – A new history of
the European witch hunt Epilogue, HarperCollins Publishers San Francisco
1995, pág. 167
("En 1985, el pueblo alemán de
Gelnhausen, que en su tiempo habían encerrado en su Torre a las personas
acusadas o procesadas por brujería, decidió convertir este lugar en una
atracción turística “La Torre de las Brujas”. Pero el día en que iba a abrirse
al público, un grupo de mujeres sorprendió a la gente de la ciudad organizando
una protesta. Vestidas de blanco, caminaron alrededor de la torre portando
carteles con los nombres de las mujeres que habían muerto allí; el último cartel decía:
"Vamos a recordar los nombres de los que murieron.".
Este libro ha
sido un esfuerzo para recordar los nombres de aquellos que murieron en toda
Europa. Hasta ahora, pocos han dicho: "Sí, estas cosas realmente
sucedieron." Y nadie ha dicho: "Ellos nunca se atreverán a que suceda
otra vez.")
“Desde
la más remota antigüedad han existido seres diabólicos expertos en brujerías,
filtros mágicos y otros encantamientos; se les menciona en el Código de
Hammurabi, a comienzos del segundo
milenio a.C., en la cultura egipcia, en los tiempos de Asurbanipal en el siglo
VII a.C., y en la Biblia, donde se habla
de la lapidación de nigromantes y adivinos.
La cultura griega conocía magas como Medea y Circe, en las leyes romanas
de las Doce Tablas se condenaba la magia negra y en la literatura latina
hallamos testimonios como los de Horacio y Apuleyo.
Desde
los inicios, aunque se reconociera que la magia negra era practicada tanto por
hombres (los brujos) como por mujeres (las brujas), por una especie de misoginia
arraigada se identificaba preferentemente al ser maléfico con una mujer. Con mayor razón en el mundo cristiano, la
unión con el diablo sólo podía llevarla a cabo una mujer. De hecho, en la Edad Media ya se menciona el
aquelarre como una reunión diabólica en la que las brujas no solo se dedican a
hacer encantamientos sino que organizan incluso auténticas orgías, manteniendo
relaciones sexuales con el diablo bajo la forma de un macho cabrío, símbolo de
la concupiscencia. Por último, la imagen
de la bruja que cabalga a lomos de una escoba (aunque luego se transforma en la
figura benéfica de la Befana) representa una clara alusión fálica.”
Umberto
Eco, Historia de la Fealdad, Random House Mondadori SA, Turin 2007, pág. 203
El
hombre o la mujer que sea nigromante o adivino, morirá sin remisión Serán lapidados y su sangre caerá sobre
ellos.
Levítico
20,22
Bula
del papa Inocencio VIII Summis
desiderantes affectibus, 1484: “Hace poco ha llegado a nuestros oídos, con gran
pesar por nuestra parte, que en algunas regiones de Alemania… personas de ambos
sexos, olvidadas de su propia salvación y alejadas de la fe católica, no temen
entregarse carnalmente a los diablos íncubos y súcubos, dar muerte o dañar a la
progenie de mujeres, animales, frutos de la tierra (…) por medio de
encantamientos, hechicerías, conjuros y otras execrables prácticas mágicas
(…) En el deseo de velar, como nos
impone nuestro cargo, con oportunos remedios, porque el azote de la herética
iniquidad no difunda sus venenos en perjuicio de los inocentes, se autoriza a
los inquisidores antes mencionados Sprenger y Kramer a que ejerzan el oficio
inquisitorial en aquellas tierras, que puedan proceder a la corrección,
encarcelación y castigo de aquellas personas de los excesos y crímenes
mencionados, en todo y por todo…”
Del Malleus Maleficarum de los
Inquisidores Dominicos Sprenger y Kramer
: “En conclusión, todas estas cosas nacen
de la concupiscencia carnal que en ellas es insaciable (…) No hay que extrañarse si entres quienes están
infectados por la herejía de las brujas hay más mujeres que hombres (…)
¡Bendito sea el Altísimo que hasta ahora ha preservado al sexo masculino de tan
grave delito!”
“R. I. Moore demonstrated how the European state became
an organ of persecution, how, in the eleventh and twelfth centuries, European governments began, for the first
time, to identify groups as enemies of the state –heretics, Jews, lepers,
homosexuals- and to create the myths that would enable rulers to destroy those
group. Observing that there have been
two major periods of persecutions in Europa since, the sixteenth and
seventeenth centuries (the witchcraze) and the twentieth (the Holocaust), Moore states that intolerance “became part of the
character of European society” (R. I.
Moore, The Formation of a Persecuting Society: Power and Deviance in Western
Europe). (…)
At Trier between 1587 and 1593, for example,
under the direction of the Jesuit demonologist Peter
Binsfeld, 368 witches were burned from
twenty-two villages, a hunt so devastating that two villages were left with
only one woman apiece. The abbot of
Fulda was responsible for the deaths of over 700 witches at the beginning of
the seventeenth century. A particulary vicious
outbreak occurred at Ellwangen, where 390 persons were burned between 1611 and
1618. The Teutonic Knights ordered the
deaths of 124 in just two years, 1628 to 1630.
In the conventual land of Quedlinburg, 133 witches were executed on one
day in 1589. At Eichstätt, 274 persons
were burned at the stake apparently in on year, 1629. (…)
The Holy Roman Emperor… decreed in 1532 in the
“Carolina” code that malevolent witchcraft could be determined by judicial
torture and was punishable by death, specifically death by fire. (…)
The transfer of these actitudes and practices
from heretics to witches is seen cleary in the work of Kramer
and Sprenger, authors of the Malleus
Maleficarum, Dominican inquisitors armed
with papal authorization to purge Germany of witches. Defining witchcraft as treason against God,
the authors described is primarily as female rebellion. Using stereotypes of woman already familiar
from the centuries of heresy hunting, they set out to demonize certain types of
women: witches make a pact with the devil and have ritual sex with him; they
sacrifice unbaptized infants, changes shapes, fly through the air, cook and eat
children, render men impotent, even cause a priest´s penis to disappear. The document reek with fear and hatred of women,
concluding with thanks to God “who has so far preserved the male sex from
so great a crime”. (…)
In the duchy of Lorraine… during 1580 at
1630, the exact period of concentrated persecutions (…) the chief judge, Nicolas Remy… concluded that witches were usually
females “because the rabble of witches is chiefly composed of that sex with,
owing to its feebleness of understanding, is lest able to resist and withstand
the wile of the devil”.
Anne Llewellyn Barstow Witchcraze – A new history of
the European witch hunt, HarperCollins
Publishers San Francisco 1995, págs. 39/ 59 /61/ 62.
("R. I.
Moore demostró cómo el Estado Europeo se convirtió en un órgano de persecución,
cómo, en los siglos XI y XII, comenzaron los gobiernos europeos, por primera
vez, a identificar por grupos a los enemigos de los estados -herejes, Judios, leprosos, homosexuales- y crear los mitos que
permitirían a los gobernantes aplicar políticas para destruir a esos grupos. Observando que se han producido dos
grandes períodos de persecuciones en Europa, la de los siglos XVI y XVII (la
caza de brujas) y la del siglo XX (el Holocausto), Moore afirma que la
intolerancia "se convirtió en parte del carácter de la sociedad
europea" (R. I. Moore, La formación
de una Sociedad Persecutora: Poder y Desviación en Europa Occidental). (...)
En Trier entre 1587 y 1593, por ejemplo, bajo la dirección del jesuita Peter Binsfeld ,
368 brujas fueron quemadas en veintidos aldeas, una caza tan devastadora que
dos pueblos se quedaron con sólo una mujer cada uno. El abad de Fulda fue el
responsable de la muerte de más de 700 brujas a comienzos del siglo XVII. Un
brote particularmente masivo ocurrió en Ellwangen, donde se quemaron 390
personas entre 1611 y 1618. Los Caballeros Teutónicos ordenaron la muerte de 124 mujeres en sólo dos años,
desde 1628 hasta 1630. En la tierra conventual de Quedlinburg, 133 brujas fueron
ejecutadas en un día de 1589. En Eichstätt, 274 personas fueron quemadas en la
hoguera al parecer en el año de 1629. (...)
El emperador del
Sacro Imperio Romano ... decretó en 1532 en el código "Carolina" que
la brujería podría determinarse mediante la tortura judicial, y se castigaba con la muerte, específicamente
la muerte en la hoguera. (...)
La transferencia
de estas actitudes y prácticas de los
herejes hacia las brujas se ve claramente en el trabajo de Kramer y Sprenger,
autores del Malleus Maleficarum, inquisidores dominicos armados con
autorización papal para purgar a Alemania de las brujas. Definen a la brujería
como una traición a Dios, la que los autores describen básicamente como una rebelión
femenina. El uso de los estereotipos de la mujer ya familiares a través de siglos de caza de la herejía, se aplicaron
para demonizar a ciertos tipos de mujeres: las brujas hacen un pacto con el
diablo y tienen sexo ritual con él; sacrifican niños no bautizados, cambian de forma, vuelan
por el aire, cocinan y comen niños,
hacen que los hombres se vuelvan impotentes, e incluso causan que el pene de un
sacerdote desaparezca. El documento huele a miedo y odio hacia las mujeres, y concluye con un
agradecimiento a Dios "que ha conservado hasta ahora al sexo masculino de
tan grave delito". (...)
En el ducado de
Lorena ... durante el 1580 a 1630, el período exacto donde se concentran las persecuciones (...) el juez Nicolas Remy ...
llegó a la conclusión de que las brujas eran por lo general mujeres "porque ellas se interesan principalmente en
el sexo y, debido a su debilidad de entendimiento, no pueden resistir ni
soportar las astucias del diablo ".)
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