sábado, 26 de julio de 2014

En defensa del (auto) plagio.



  Entiendo que la acusación de auto-plagio se aplica a los artistas que, por comodidad, mandato del mercado o mero gusto, se copian a sí mismos ad infinitum.

  He conocido a personas muy talentosas que una y otra vez exhibían  lo mismo, por supuesto que aceptado y festejado por el medio.  Como un sello de marca.  Ella, en secreto, hacía otras cosas, permitía a su obra evolucionar naturalmente, pero esos trabajos no los mostraba (supongo que su galerista la hubiera fusilado e incinerado el cuerpo del delito).  A mí me costaba entender; ella se reía y decía que en el presente vivía –bien- y sería el siglo venidero el que evaluaría su obra en conjunto cuando  ella, en su tumba,  ya no se preocupara por subsistencia diaria.  Después se fue del país y perdí contacto sin poder recuperarlo ni aun vía web.  Yo, muy joven entonces, tomé la firme determinación de no repetirme (y acabé siendo lo que soy: un revoltijo incalificable).

  Pero el punto es que, pese a esa determinación, sí me repito y sí me copio.  No por mandato de nadie, eso sí.  Yo lo hago por puro sentimentalismo.


  La obra que encabeza esta entrada es Resabio de Conquista, el dibujo original.  Lo hice para que concursara en un certamen internacional que tuvo lugar en México, en el año 2004 (I Certamen Internacional de Arte de Guadalajara 2004, Casa de los Colomos Centro Municipal de Arte y Cultura, Guadalajara).  La obra viajaba en donación, así que la hice sabiendo que iba y no volvía.

  A cambio recibí tiempo después el catálogo del evento y ahí descubrí que a Resabio le habían dado una mención honorífica en dibujo.  A la simpatía original que le había tenido a la obra (me gustaba mucho el concepto –la arrogancia y la supervivencia pese a ser víctima de conquista, ya como símbolo de la América originaria ya como símbolo de mujer sometida por el machismo tradicional), y el placer de esos primeros intentos de mixtura sobre papel artesanal, se le sumo la satisfacción del reconocimiento a tantos kilómetros de distancia.

  Entonces hice una segunda versión pura y exclusivamente para mi disfrute privado.  Y salió la segunda versión de Resabio de Conquista que suele estar o en mi dormitorio o en mi biblioteca según mis habituales problemas de espacio (o de clavos en la pared).



  Si bien ambas obras tienen estructura similar y el modelo femenino es la misma (una foto de Pampita –Carolina Ardohain-  de la tapa de la revista de los domingos de Clarín),  considero que la segunda, la que tengo, es superior a la primera en técnica aunque, obviamente, no lo es en originalidad. 

  Así, si la irrepetibilidad de la obra artística es lo que signa su unicidad y valor, aun en la copia –aproximada- seguimos teniendo piezas únicas, con historias propias y una carga emocional y creativa distinta en cada una.  ¿Mi segunda Resabio vale menos que la primera porque se asume desde el principio como copia o segunda versión? Tal vez.  ¿La segunda carga más pasión y convicción porque deviene de mi propia necesidad de recuperar su integridad física ya que su imagen me era necesaria en el entorno? Tal vez, también.  Pero creo que la verdadera cuestión es ¿a quién le importa todo eso?  Ambas son un pedacito de mi historia personal, distintas aunque pretendidamente iguales, resultado del mismo placer  sensual de dibujar. 





2 comentarios:

  1. RC: o que te planteo en la primera pregunta es significativo porque vos entraste en una franja complicada del mercado que puede (estrictamente en términos del mercado del arte internacional) acabar con tu carrera. En el pasado año y medio, yo intente insertar ‘Joyeria Antigua’ en el Latinamerican Sale de Christie’s y Sotheby’s dos veces sin éxito. Finalmente tuve éxito en Phillips de Pury pero yo tenia que mandar la obra de London a New York y el estimate fueron 6,000 dolares, la mitad de lo que yo la pague hace cinco años. A que atribuís este impasse en tu cotización internacional.

    Marcelo Pombo: Tampoco sé que decirte al respecto, imagino que posiblemente, eso que describís, también les ha pasado en algún momento de sus carreras a artistas mucho más importantes que yo. No sé, pensar eso seguro me tranquiliza. Pero evidentemente sos vos el que conoce muy bien este tema.

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  2. Honestamente, las "reglas del mercado internacional" es un idioma que yo no hablo. Entiendo que te referís a la discusión que se entabló en el blog de RC, y yo creo que una obra puede ser buena ab initio, la primera vez que rompe esquemas y provoca, pero si se repite, y se repite, y se repite, como "matriz asegurada de éxito", el valor (hasta de esa primera manifestación original) se deteriora y se vuelve discutible. A mi, personalmente, no me gusta Pombo, como no me gusta -en general- el llamado "arte conceptual". Pero soy dibujante, ¿qué querés? me cuesta alejarme de mis propios límites. ¡Un beso, sea quién seas!

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