Ayer recibí por mail la siguiente carta:
Traducida (con mis limitaciones) sería más o menos:
Estimada Gabriella Farnell,
Con placer le informamos de que este año por fin hemos abierto las habitaciones de huéspedes en el Château des Réaux donde su pintura está colgada.
Estamos encantados en proponerle pasar un par de noches en nuestras habitaciones señoriales y, por supuesto, para pintar algo allí. El Castillo cuenta con ocho espacios para pintar donde podrá encontrar lienzos, pinturas, lápices, atriles y cómodas sillas con una hermosa vista sobre el parque.
Todos los artistas participantes en la exposición Galería tendrán un descuento del 10% en el costo del alojamiento.
Además, contamos con un encantador restaurante que está abierto las 24 horas, donde se sirven platos de la cocina francesa y ucraniana, cócteles y un montón de cosas sabrosas, cerca de las chimeneas y en todo momento.
Todos los platos van acompañados de los fantásticos vinos de
Pays de la Loire y, por supuesto, con todo nuestro corazón.
Por otra parte, existe una gigantesca piscina
climatizada, que está situada en un lugar encantador en el aire libre. También se puede hacer paseos en bote alrededor del Castillo
y descubrir nuestro hermoso parque. Para los
amantes del deporte contamos con un campo deportivo
múltiple y pista de tenis.
Al final de un largo día, le ofrecemos una actividad relajante: el baño de cerveza con leche y miel.
Por favor, encuentre a continuación el enlace a nuestro sitio web para reserva directa: www.chateaudesreaux.fr.
Fielmente suyo y con una gran-gran-gran respeto,
YevhenYukhnytsya
Propietario del Château des Réaux que ha sido finalmente abierto!!)
A veces algo tan simple como un mail de cortesía puede cambiarte el ánimo en una semana que pintaba nefasta, y reconciliarte con la convicción de que abocar la vida al arte puede no compensarte económicamente pero te justifica toda la existencia. Y más.
Como corresponde, respondí por mail agradeciendo la invitación, augurando (deseando) poder -tal vez- cruzar el año próximo "los insondables abismos de los mares" para una muestra de mi obra en Londres y escaparme al Continente a una fugaz pero absolutamente grata visita a esa preciosura del Chateau des Réaux.
Me queda la duda de si el destinatario de mi misiva (ucraniano que vive en Francia) logrará entender mi lamentable inglés en el que pretendo expresarme como en mi español natal pero sin lograrlo nunca.
Sólo me queda invocar al dios de las lenguas y encomendarme -con absoluta fe- al santo traductor de Google.
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