viernes, 12 de junio de 2015



          Para un artista sin galerista, sin dealer, ni representante,  ni agente de prensa, ni publicista, ni coach, ni community manager ni cualquiera de los múltiples sucedáneos contemporáneos, la faena de decidir, organizar y llevar a cabo la difusión de su obra es un extra que  requiere que adquiramos conocimientos y técnicas ajenas a nuestro oficio.

     Web mediante, el estar más o menos informado es algo simple luego de aprender como armarse una buena cadena de contactos y un menú de sitios especializados en los  métiers d´art.  Una vez que se escoge a los referentes con mejor data, será cuestión de seguirlos en twitter y con un rato que le dediquemos a última hora del día podremos tener una idea de que se viene cocinando en el mercado de nuestro interés.

      El haber participado en eventos que te incluyeron en catálogo impreso con mención de mail de contacto, hace que por otra parte te lleguen gacetillas de galerías y dealers que convocan a distintas actividades.  El suscribirse a las revistas on line de arte cierra todos los frentes necesarios para mantenernos al tanto del who's who y de qué es lo que está pasando ahora mismo afuera de las paredes de nuestro taller.




     Satisfecha con simpleza práctica nuestra necesidad informativa, viene el paso siguiente que es el decidir que propuestas aceptar o a que actividades incorporarnos a fin de que nuestro trabajo se dé a conocer o que la experiencia potencie nuestra calidad profesional.  Y eso ya es un poco más complejo, porque surge la divergencia de tener que analizar la seriedad y mérito de la opción por un lado mientras que por otro, mas prosaico, considerar si podemos permitirnos tal gasto.  Porque -¿ya lo he dicho?- el artista es el que solventa en forma completa, exclusiva y solitaria su carrera.  Cada paso que damos implica romper el chanchito y, lamentablemente, nuestra alcancía porcina no tiene el don de reproducir los peces y los panes por si sola.


     Voy con el caso concreto de las propuestas que han llegado a mis manos en las últimas cuarenta y ocho horas y que me encuentro  analizando.

     Por un lado, a mi mail de Hotmail (por lo que deduzco que mi dato lo sacaron de un catálogo de alguna muestra vieja, ya que es el que menos uso) me llega la invitación a la Feria de Arte que se desarrolla en la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa FeArte Ro (www.rosarioarte.com).  


     A la vez, a mi mail de Gmail (vinculado a este blog, por lo que imagino que me identifican como potencial “cliente” por este diario de artista) me llega la propuesta de integrar un libro de arte contemporáneo (pego textual parte del mensaje recibido):

      “I visited your portfolio and I liked your work, so I  would like to invite you to submit art for inclusion in "Current Masters”, a leading juried annual art publication presenting noteworthy artists from all over the world. Please note that there is an inclusion fee if you are approved.  We have a large distribution and the purpose of the book is to promote the artists in it. Besides delivering it for free to galleries, art collectors, museums, libraries etc, we distribute thousands of free copies to all visitors and exhibitors in art shows like Red Dot in Miami, New York Art Expo and more. As a result, the artists in our books are approached by many galleries to exhibit their art.  Only artists who are up to the standards of our art committee are selected.  If you are interested, I can send you more information or you can go to our website wwab.us …”


                                                              wwab.us 

     Caprichosamente, o por puro respeto a la simetría del universo, ambas propuestas tiene en apariencia el mismo costo para mis bolsillos.  Un stand chico (unos 7 metros lineales entre las tres paredes) cotiza a unos 10.500 pesos, mientras que media página en la publicación de Current Masters son unos 780 dólares (unos 9.400 pesos).

     Obviamente, participar en una feria implica algunos extras: luces en el stand –las incluidas son invariablemente insuficiente-, mesas o sillas accesorias, la necesidad de imprimir folletería o catálogos para distribuir en el evento, y tratándose de una feria fuera de mi lugar de residencia, los costos de flete para traslado de obra y de mi hospedaje durante la celebración del evento.  O sea, que probablemente lo de Arte Ro supere una inversión de veinte mil pesos.  

     Pero también hay que considerar posibilidades de recuperación de lo invertido a corto o mediano plazo.  Y en las ferias –se supone- hay más chance de vender en concreto si uno lleva obra pequeña y barata (lo que no es mi caso, al menos hasta que termine mis doce bandejas).  Pero, aunque se pudiera vender –lo que siempre es difícil y excepcional- recuperar veinte mil pesos es una meta muy poco probable.




     A la hora de ver el efecto de difusión, es obvio que lo impreso en papel sigue siendo un medio de propagación en progresión geométrica.  Los libros se conservan y siempre puede darse la casualidad de que alguien lo abra y curiosee en su interior.  Una publicación en un país como EEUU, con tan alta densidad de población, es asimismo casi una garantía de posibilidad de acceder a un eventual público mayor.  Las ventas derivadas de este tipo de publicaciones son –hasta donde sé-  inexistentes pero a nivel currículum a largo plazo tienen cierto peso.

     A la vez, poder conseguir y remitir un pago en dólares fuera de la Argentina es tarea excesivamente complicada, que puede frustrarse a medio camino (además de que con nuestros tres o cuatro tipo de cambio distintos nunca se sabe bien cuanto se está pagando en realidad; previsibilidad que le dicen).  O sea, tomar una decisión fundada sigue teniendo un margen de álea que si uno no es de acá y está acostumbrado puede resultar bastante desquiciante.




    Personalmente, ninguna de las dos opciones me tienta demasiado, ya que me parece mucho dinero para ninguna cosa particularmente interesante.  Si me ha interesado enviar solicitud para la TIAF London 2015 – The Independent Art Fair London (http://www.tiaf-london.co.uk/).  



     Si me seleccionan para el evento (octubre de este año) si valdrán la pena los gastos que deriven de poder concretar el envío de mi obra.  Hasta entonces, participar no ha tenido ningún costo.  Como reza el saber popular, hay que  elegir que batallas librar si uno aspira –aunque sea remotamente- a ganar la guerra.  A la TIAF postulé a mis Bruja:





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