Sobre la génesis de la #6
Hace tiempo, un
converso talibán a la fe de la psicología intentaba explicarme las distintas
clases de alucinaciones que existen y la preclara significancia de cada una de
ellas. Entonces, igual que ahora, me
pareció un argumento poco sólido. Lo que
él en esa oportunidad llamó alucinación
deformativa es ni más ni menos lo que llamo cotidianamente visualización
creativa.
Yo andaba
dando vueltas, buscando en los rincones de acumulación de trastos inútiles de
mi taller con qué componer la máscara de la Bandeja #6 –la que quiero
elevar por encima de la base- y cuando vi las maracas de cotillón del último
carnaval carioca donde me abstuve de participar, vi (literalmente, vi)
la base óptima para aproximarme a mis intenciones.
¿Es un
síntoma psiquiátrico? Sostengo que no,
si no pudiera ver las cosas por anticipado no sabría que en ellas está el
germen esencial del resultado final al que aspiro. Uno ve, proyecta, acomoda en una imagen mental
y calcula cuanto de eso que idealiza podrá concretarse. Y avanza.
Insisto, no alucino; en mi planeta ese modo raro de ver las cosas se
llama imaginación (excesiva).
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