“Por
estos días, el autor de la blogonovela Weblog de una mujer gorda (que luego
fue publicada como Más respeto que soy tu madre y generó, de la mano de Antonio Gasalla, uno de los éxitos más
importantes de nuestro teatro) estuvo en Buenos Aires… (…)
-En una entrevista dijiste que la cultura, en principio,
no necesita del dinero, ¿cómo es tu relación con la plata?
-Yo
creo que no es la cosa que más me importa en el mundo y eso, en determinados
ambientes o estratos, es raro. Yo soy
muy obsesivo del tiempo más que de la guita, del tiempo de tranquilidad. Soy avaro pero de tiempo… No me gusta la intermediación en el tema
económico. No me gusta que haya gente
que se lleva porcentajes de algo por cosas que no hace… Los que te cobran comisiones que no dan en un
banco, una editorial multinacional que se queda con moneditas de todos los
autores. Es gente que está acá para
romper las bolas con eso. Me enoja
mucho.
-¿Te enoja o te entristece?
-Me
enoja y me dan ganas de cagarlos, de
hacer algo para que eso no ocurra, de inventar una manera donde ya no
participen.
-¿Pedirías un subsidio para un proyecto tuyo?
-No.
-¿Por qué?
-Porque
un proyecto tuyo es un juguete y vos no podés pedirle permiso a otro para que
te diga hasta cuándo podés jugar. Si vos
querés jugar a algo, vas a hacerlo hasta que se haga de noche o hasta que te
aburras, no hasta que te diga tu mamá.
No funciona así.
¿Atravesaste muchas crisis vitales?
-No. Mi hija me preguntó el otro día si alguna vez
no me gustó mi vida. Me lo preguntó hace
dos semanas. Y le dije: “No”. Y me pregunto: “¿Por qué?”, y le respondí que
porque yo quiero escribir desde que
aprendí a escribir. Siempre supe que
quería contar historias.
-La clave entonces es encontrar algo que te movilice…
-Sí. Porque después tenés todos los ingredientes
de una vida: los desengaños amorosos, la pobreza o la riqueza. Pero en los momentos de mayor debilidad
tener algo que hacer está buenísimo. Podés ir preso por matar a un tipo o porque
te metió un kilo de merca la policía para que vayas preso, está todo mal. Pero si hay un lápiz y una libretita, podés
sacar un cuento. Hay algo, queda
algo. Es mi juguete. Y mi juguete no es una cosa que me puedan sacar. La vida puede ser una garcha, pero en los
momentos más oscuros tenés tu juguete y podés jugar. Yo lo agradezco como una suerte que no buqué.
(…)
-¿Internet verdaderamente democratizó la producción cultural?
-Me parece
que sí. Hace veinte años, si querías
hacer un corto, tenías que comprar cinta de Super-8, un rollo, y para hacer
ocho minutos sin cortar, tenías que gastarte dos o tres sueldos de tu
papá. O si tenías una banda de rock de garaje
y querías grabar en 16 canales, te salía tres sueldos y medio de tu papá. Antes había muchísima gente que le echaba la
culpa a la falta de recursos. Ahora ya
no, tenés que echarle la culpa finalmente a la falta de talento. Es mucho más fácil saber que no servís para
eso.”
Hernán
Casciari “No tengo la capacidad mental para ser
maduro”, entrevista de Carolina
Amoroso – La Nación Suplemento Sábado, Mesa Para Dos del Sábado
24 de enero 2015, página 8.
No puedo estar más de acuerdo con Hernán Casciari. Encontrarme esta mañana con sus palabras hizo
que me cambiara el humor nefasto de los últimos días, que volviera a creer que
uno no está tan sólo en el universo y se reanudara mi convicción de que vale la
pena hacer lo que uno hace (convicción que venía en rotundo stand-by).
Hay mucha más gente por ahí que entiende que
dedicarse al arte es independiente del dinero y del poder, y que cuando se tiene
“eso” (esa pasión, esa vocación, esa
habilidad o ese capricho) uno es ni más ni menos que un auténtico privilegiado. Y
sólo queda disfrutarlo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario