sábado, 24 de enero de 2015


     “Por estos días, el autor de la blogonovela Weblog de una mujer gorda (que luego fue publicada como Más respeto que soy tu madre y generó, de la mano de Antonio Gasalla, uno de los éxitos más importantes de nuestro teatro) estuvo en Buenos Aires… (…)
-En una entrevista dijiste que la cultura, en principio, no necesita del dinero, ¿cómo es tu relación con la plata?
-Yo creo que no es la cosa que más me importa en el mundo y eso, en determinados ambientes o estratos, es raro.  Yo soy muy obsesivo del tiempo más que de la guita, del tiempo de tranquilidad.  Soy avaro pero de tiempo…  No me gusta la intermediación en el tema económico.  No me gusta que haya gente que se lleva porcentajes de algo por cosas que no hace…  Los que te cobran comisiones que no dan en un banco, una editorial multinacional que se queda con moneditas de todos los autores.  Es gente que está acá para romper las bolas con eso.  Me enoja mucho.
-¿Te enoja o te entristece?
-Me enoja  y me dan ganas de cagarlos, de hacer algo para que eso no ocurra, de inventar una manera donde ya no participen.
-¿Pedirías un subsidio para un proyecto tuyo?
-No.
-¿Por qué?
-Porque un proyecto tuyo es un juguete y vos no podés pedirle permiso a otro para que te diga hasta cuándo podés jugar.  Si vos querés jugar a algo, vas a hacerlo hasta que se haga de noche o hasta que te aburras, no hasta que te diga tu mamá.  No funciona así.
¿Atravesaste muchas crisis vitales?
-No.  Mi hija me preguntó el otro día si alguna vez no me gustó mi vida.  Me lo preguntó hace dos semanas.  Y le dije: “No”.  Y me pregunto: “¿Por qué?”, y le respondí que porque  yo quiero escribir desde que aprendí a escribir.  Siempre supe que quería contar historias.
-La clave entonces es encontrar algo que te movilice…
-Sí.  Porque después tenés todos los ingredientes de una vida: los desengaños amorosos, la pobreza o la riqueza.  Pero en los momentos de mayor debilidad tener  algo que hacer está buenísimo.  Podés ir preso por matar a un tipo o porque te metió un kilo de merca la policía para que vayas preso, está todo mal.  Pero si hay un lápiz y una libretita, podés sacar un cuento.  Hay algo, queda algo.  Es mi juguete.  Y mi juguete no es una cosa que me puedan sacar.  La vida puede ser una garcha, pero en los momentos más oscuros tenés tu juguete y podés jugar.  Yo lo agradezco como una suerte que no buqué. (…)
-¿Internet verdaderamente democratizó la producción cultural?
-Me parece que sí.  Hace veinte años, si querías hacer un corto, tenías que comprar cinta de Super-8, un rollo, y para hacer ocho minutos sin cortar, tenías que gastarte dos o tres sueldos de tu papá.  O si tenías una banda de rock de garaje y querías grabar en 16 canales, te salía tres sueldos y medio de tu papá.  Antes había muchísima gente que le echaba la culpa a la falta de recursos.  Ahora ya no, tenés que echarle la culpa finalmente a la falta de talento.  Es mucho más fácil saber que no servís para eso.”

Hernán Casciari “No tengo la capacidad mental para ser maduro”, entrevista de Carolina AmorosoLa Nación Suplemento Sábado, Mesa Para Dos del Sábado 24 de enero 2015, página 8.


       No puedo estar más de acuerdo con Hernán Casciari.  Encontrarme esta mañana con sus palabras hizo que me cambiara el humor nefasto de los últimos días, que volviera a creer que uno no está tan sólo en el universo y se reanudara mi convicción de que vale la pena hacer lo que uno hace (convicción que venía en rotundo stand-by).

      Hay mucha más gente por ahí que entiende que dedicarse al arte es independiente del dinero y del poder, y que cuando se tiene “eso” (esa pasión, esa vocación, esa habilidad o ese capricho) uno es ni más ni menos que un auténtico privilegiado.  Y sólo queda disfrutarlo...






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