lunes, 19 de enero de 2015




     Ojalá un día como hoy pudiera seguir creyendo que el arte es capaz de hacer diferencia...

     Pero por un rato la realidad me ha llenado de tanta angustia que resulta difícil tener la más mínima esperanza.  ¿Cómo hemos podido llegar a esto?  ¿Cómo permitimos la degradación de nuestra República al extremo de que un fiscal federal de la Nación pueda ser acallado con tamaña impunidad?  No es enojo (calculo que vendrá después) ni miedo (que no le permitiremos venir nunca) sino la más absoluta y desolada desesperanza.



“Yo la siento cruzar ante mis ojos
Y es una estrella muerta la que pasa,
Dejando, en pos de su fulgor, la sombra,
Porque, en pos de su luz, ¡reina la nada!
Yo la siento cruzar ante mis ojos
Y la pupila tras de sí me arranca.
Cual si su imagen desgreñada y torva,
En vez de su visión, ¡fuese una garra!
Yo la siento cruzar ante mis ojos
En aterrante procesión fantástica
De biblias del deber que ya no enseñan,
De laureles de honor que ya no honran,
De inspirados de Dios que ya no cantan,
De púdicas estolas que envilecen,
De patenas limpísimas que manchan,
¡De banderas celestes que se arrastran!
Yo la siento cruzar… ¡Seres felices
Que carecéis de luz en la mirada!
¡Ay! ¡yo no puedo soportar la mía
Bajo el fantasma horrible de mi patria!

Almafuerte,  La Sombra de la Patria (canto IV)




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