Ganas de fastidiar que tiene alguna
gente.
Estoy pegando la vuelta, en
movimiento para arrancar la semana ya de regreso en mi casa.
Es muy difícil tener un acceso decente a la web en mitad de la
nada. Cuando consigo cinco segundos de
señal cumplo en revisar mi correo. ¿Para
qué? Para sufrir la venganza de los
publicistas ponzoñosos. Me enviaron más
de media docena de capturas de pantalla de sitios que ofrecen bajar imágenes de mis obras, gratis, pero que evidentemente
lucran con cada ingreso y cliqueo, ya que esos espacios están cubiertos de
avisos y banners.
Vuelvo
a afirmar que el que re-posteen mis imágenes mientras reconozcan que son de
este blog es un modo de difusión de mi trabajo que agradezco y que me
beneficia. Si quién re-postea saca alguna
ganancia ya no es asunto mío, y aunque lo fuera, no me molesta en lo absoluto. Pero le dan letra al entorno y tengo que
soportar a un montón de personas repitiéndome que estoy haciendo todo mal y que
otros hacen dinero mientras yo sigo sólo invirtiéndolo.
Subo
a modo de ejemplo una de las capturas que me enviaron, para acreditar que no me
aflige la cuestión y que nunca niego ni escondo los hechos (pero sólo una, para que entiendan que me
tiene sin cuidado su aburrida campaña de dejarme ante unos cuantos como una
completa estúpida).
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