martes, 14 de octubre de 2014
























     "Me concentré en el folleto de la Hermandad.  En esencia, era una perorata destinada a suscitar la reacción adecuada en los lectores: a saber, que entregasen todo el dinero suelto que llevasen encima en ese momento, más cualquier otra cntidaad prescindible cuya donación dejase sus extractos bancarios en números redondos.  En la portada había una intereante ulustración medieval, a parecer una representación del Juicio Final: demonios cornudos desgarraban los cuerpos desnudos de los condenados bajo la mirada de un Dios, en lo alto, rodeado de un puñado de buenas personas que, cabía suponer, sentían un gran alivio.  Me fijé en que los condenados superaban a los salvados en una proporción  de cinco a uno aproximadamente.  Así las cosas, las probabilidades de salvación para la mayoría de la gente que yo conocía eran más bien escasas.  Bajo la ilustración se leía una cita: ´Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; se abrieron unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras (Apocalipsis 20:12)´.  Dejé a un lado el folleto y me alegré de haber comprado Rolling Stone.  Dediqué la hora siguiente a decidir quiénes entre los buenos y no tan buenos del panorama de la música moderna tenían opción a entrar en el espacio de la salvación en la otra vida." John Connolly, Perfil Asesino  Tusquets Editores Buenos Aires 2010, pág. 83/84.







(Daniel Molina es un escritor y crítico de arte argentino, ganador del Premio Konex 2007)



“- A principios del siglo XX la gente necesitaba mitos, a principios del XXI la gente parece estar más necesitada de profetas. ¿Alguna vez se ha sentido como si proyectaran sobre usted la necesidad de un profeta?

- Es verdad que el siglo XX ha sido un siglo necesitado de mitos, pero mi opinión es que hoy no necesitamos profetas sino líderes, y cuando me refiero a líderes me refiero a líderes no autoritarios. Un verdadero líder no da órdenes, no le dice a la gente lo que debe hacer, un verdadero líder anima a hacer uso de la libertad. Dice “podemos hacerlo”. Ya sé que estoy empezando a sonar como Obama, pero no lo digo en el sentido de Obama sino en el de Mao Tse Tung, aunque conozco muy bien los horrores que provocó, me refiero al principio de la revolución cultural, cuando arengó a la gente diciendo: “Tenéis derecho a rebelaros”. Aristóteles dice en la Metafísica que en cierto punto los esclavos son más libres que los hombres libres, es verdad que están subordinados pero también que no siente la presión interior del deber. Nosotros somos esclavos, disfrutamos de nuestras pequeñas elecciones libres pero en términos globales recibimos unas coordenadas impuestas, aquí es donde entra de nuevo el sentido de un verdadero líder, no nos dice lo que tenemos que hacer, sino que nos confronta con el deber de hacer algo.
(…)

- Cita usted una frase maravillosa de Deleuze con una inquietante carga política: “Si estás atrapado en los sueños de otro, estás jodido” (“Si vous êtes pris dans le rêve de l`autre, vous êtes foutu!”).

- ¿Sabe en qué momento se me ocurrió esa idea? Durante la terrible guerra civil de Yugoslavia, hace más de diez años. Había una cierta idea de los Balcanes que pertenecía a una mitología occidental, de repente nos vimos atrapados en el mito de otras personas. Esa fantástica idea de Deleuze también se puede aplicar al amor: lo que es angustiante del amor es sentirse atrapado en el sueño de otra persona, es una situación espantosamente opresora y hasta espeluznante, lo peor del amor es descubrir que uno es víctima del amor de otra persona. Creo que esa es otra de las fórmulas de la sociedad postotalitaria que nos tocó vivir, nos vimos envueltos de pronto en los sueños de los líderes estalinistas. (…)”

El cultural, 10 de Octubre de 2014, entrevista a Slavoj Zizek "No necesitamos profetas sino líderes que nos animen a usar la libertad",









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