Malala
Yousafzai won the Nobel Peace
Prize today. Yousafzai is the
seventeen-year-old girl from Pakistan who, almost two years ago exactly, when
she was fifteen, was shot in the head by the Taliban while riding a bus to
school. Yousafzai recounted the events in a book she published last year, at
the age of sixteen: The gunman boarded the bus and asked, “Who is Malala?” Then he fired.
Yousafzai
has responded to the question, of course, by campaigning for the education of
girls, by addressing the United Nations,
and by titling her awe-inspiring memoir I am Malala. When
she traveled to the United States last year to spread word about the book, she
stopped by The Daily Show. “It’s honestly humbling to meet you,” an
almost dumfounded Jon Stewart said. “You are sixteen. Where did
your love for education come from?”
“We are human
beings,” an astonishingly composed Yousafzai
said. “And this is the part of our human
nature, that we don’t learn the importance of anything until it’s snatched from
our hands. And when, in Pakistan, when we were stopped from going to school, at
that time, I realized that education is very important. And education is the
power for women. And that’s why the terrorists are afraid of education. They do
not want women to get education. Because then women will become more powerful.”
Dice Malala “…me di cuenta de que la
educación es muy importante. Y la educación es poder para las mujeres. Y
es por eso que los terroristas tienen miedo de la educación. Ellos no
quieren que las mujeres reciban educación. Porque entonces las mujeres se harían
más poderosas ".
Es evidente que la
sabiduría y la comprensión de la realidad no es una cuestión de edad sino de
espíritu. ¿Cómo no recuperar la fe en
que se puede superar el actual nivel de injusticia ante semejante muchachita? Por una vez aplaudo (¡de pie!) a la Academia Sueca
que se empeñó en ignorar a Borges.
Desde
occidente probablemente nos cuesta y escandaliza fácil la idea del régimen
talibán negando el derecho a la educación a las niñas por ser niñas. Pero si somos sinceros, aun por estos lados
la igualdad educativa y de oportunidades es una lucha cotidiana con muchas
asignaturas pendientes.
“Después
que la familia regresó de Europa en 1895, no se perdió tiempo en disponer todo
lo necesario para la educación de las niñas.
Los padres de Victoria acudieron a Vitola en busca de consejo, pues ella
tenía experiencia en tal sentido, ya que había conocido a Sarmiento, el padre
de la educación moderna en la Argentina.
Sarmiento decía que las mujeres merecían recibir una educación tan
completa como los hombres, y procedió a establecer escuelas para ellas sobre el
modelo de las que había visto en Estados Unidos. Vitola y los padres de Victoria creían en la
importancia de una buena educación, pero también que las niñas de familias
prominentes debían ser educadas de una manera tradicional, en la casa. No sólo estaban convencidos de que podían
darles una educación superior con profesores particulares, sino que era
correcto que las jóvenes estuvieran siempre vigiladas. Aún se observaba en las clases altas de
América latina la antigua costumbre española de la dueña, o chaperona. Parecía natural que si se daba instrucción a
las niñas era fundamentalmente para que llegaran a ser buenas esposas y madres,
de manera que el ambiente doméstico era apropiado en todo sentido. (…) Un día, mientras aún era muy joven,
sorprendió a su padre diciendo que era una lástima que Victoria no hubiera
nacido varón para usar su talento en una carrera. Su reacción en ese momento fue una medida de
su inocencia. “¡Qué suerte que no espera nada de mi! ¡Ahora puedo seguir jugando y hacer lo que
quiera!” No se le ocurrió hasta muchos
años después desafiar la hipótesis de que las mujeres no siguen carreras igual
que los hombres. Entonces se dio cuenta
de que tendría que enseñarse lo que faltaba de su educación.”
Doris Meyer
Victoria
Ocampo – Contra Viento y Marea Editorial Sudamericana Buenos Aires 1979,
pág. 48/ 53.-
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