viernes, 31 de octubre de 2014

Por qué dedicarse al arte.  Decálogo Mitológico.


   Si se buscan definiciones, podría decirse que un mito urbano es una leyenda o relato folklórico moderno, propagado de boca en boca en las grandes urbes, y que dada la cercanía y confianza hacia la fuente de transmisión directa uno tiende a darle plena credibilidad sin detenerse a un  mayor análisis.

   Con relación al arte en sí y a la vida del artista en particular existen multitud de mitos urbanos que, como corresponden, son tenidos por verdades incontrovertibles y hechos sobradamente probados.  Y ante la pregunta de ¿por qué dedicarse al arte? es más que probable que la primera respuesta que surja sea –pre-si-sa-men-te- de rango mitológico.


 Mito 1.  “Porque me va la vida bohemia del artista”.

  Según dice Wikipedia (lugar mítico si los hay y a dónde vamos a parar todos irremediablemente): “El tópico bohemio muestra a un individuo, preferentemente varón, con vocación de artista, de aspecto despreocupado, apariencia llamativa pero desordenada, ajeno a las directrices de comportamiento, etiqueta, estética y obsesión material de la sociedad tradicional, aspectos estos que el bohemio suele considerar superficiales y, desde una perspectiva romántica,  barreras para su libertad. En el mejor de los casos, el bohemio defiende su permanencia en el mundo de las ideas, el conocimiento, la creación artística, el enriquecimiento intelectual, el interés por otras realidades o manifestaciones culturales.”

   Una especie de  “dandi” cuya descripción labró Baudelaire para siempre: “El dandi no aspira al dinero como a algo esencial;  tendría bastante con un crédito infinito; de buen grado deja esa trivial pasión a los hombres vulgares.  El dandismo no es, como muchas personas poco reflexivas quieren creer, un exceso de aseo y de elegancia material.  Estas cosas no son para el perfecto dandi más que un símbolo de la superioridad aristocrática de su espíritu. (…)  Es, antes que nada, la necesidad ardiente de crearse una originalidad… (…) Es el placer de sorprender y la satisfacción de no sorprenderse nunca.” 
 Charles Baudelaire,  El pintor de la vida moderna, 1869 – Umberto Eco Historia de la Belleza  Editorial Lumen S.A. Milán 2004, pág. 334.


    Hay una variante del bohemio post flower power cuyo estereotipo es más hippie, con cabellos largos y descuidados (o rastas al estilo jamaiquino), ropa holgada colorinche y exaltación del consumo de drogas “amables”. Ya no son exclusivamente “varones” y en las mujeres se propende al kitsch y a la falta de maquillaje.  Pero todas las variantes de bohemia mantienen, como rasgo fijo, la indiferencia al dinero y ese aire genérico de despreocupación.  Un hacer como los lirios del campo que no trabajan ni hilan…

   Me temo que la bohemia y las artes plásticas son de una incompatibilidad absoluta. 

   Hasta me atrevería a afirmar que el arte en general -en cualquiera de sus manifestaciones- requiere disciplina y rigor, dos requisitos que no veo como compatibilizar con el desinterés, la dejadez y el rechazo de las normas establecidas.  La teoría del color, la proporción y la perspectiva para el dibujante, la gramática y la ortografía para el escritor, el solfeo para el músico; hay reglas estructurales para edificar una obra artística, y aun para violarlas intencionalmente primero hay que conocerlas y dominarlas.  La cosa dejada y de relax narcótico contemplativo no concuerda con la lucha constante del verdadero artista por la creación perfecta.


   Pero además, y me parece el punto central, pintar es caro.  Bastidores,  tablas y láminas, lápices, pinceles, óleos y acrílicos,  mas todos los accesorios que se pueda suponer (diluyentes, aceleradores de secado, barnices y lacas, pigmentos sueltos para texturizar y los etcétera infinitos) implican una importante inversión previa a la creación.  Y después los vidrios y enmarcados, los soportes o atriles,  los traslados a sitios para su exhibición (y su retiro para la vuelta al hogar) implican muchísimos gastos, todos ellos por demás onerosos.  Pintar es MUY caro.  Tal vez un poeta (en una hipótesis de laboratorio) sólo necesite una servilleta de papel y una birome y pueda luego divulgar su creación parado en la silla declamando a todo el auditorio del bar donde se emborracha habitualmente. Pero esa receta (que también me suena a mito urbano) no es aplicable a las artes plásticas.

    Así que, por muy pintoresco que sea para el ideario popular, la vida bohemia no es una realidad factible para el pintor, ya que este tiene que trabajar (mucho) de lo que sea para conseguir el dinero (mucho también) con el que comprar los materiales para poder luego crear su obra.  Y la plástica es muy exigente a nivel técnico,  requiere horas y horas de trabajo a destajo antes de lograr un objetivo: uno puede leer y memorizar todo un tratado de cómo hacer una veladura con óleo pero lograrla en la práctica puede llevar añares de fracasos continuos.  El artista NO TIENE TIEMPO para la bohemia; cuando cesa su trabajo “civil” -con el que logra su sustento- sigue el robo de horas al sueño para poder trabajar en su obra.  No queda margen para la despreocupada vida bohemia...


   Habrá excepciones; habrá algún que otro privilegiado que pueda darse a una existencia relajada, contando con fortuna suficiente para pintar cuando se le da la gana y usar el resto del tiempo para defender su permanencia en el mundo de las ideas, pero yo no he conocido a ninguno.  Diré que, por experiencia personal, sé que los que nos dedicamos al arte por estos lados lo hacemos “de penalti”, robando horas al trabajo, al sueño y a la vida social, acaparando el espacio que otros usan para juntarse con familia o amigos para aislarnos en nuestros caballetes o en los tableros a trazar líneas y empastar colores de manera escurridiza, tratando de que la realidad no nos atrape.  

     La vida bohemia de los artistas es un mito urbano que reviste (para los artistas) carácter de chiste de mal gusto.  Una falsa afirmación que nos obliga a exclamar con añoranza: ¡¡¡Ojalá!!!


1 comentario:

  1. Muy buen post. De verdad me gustó, muy bien documentado también, a pesar de que recurriste a la vieja confiable, Wikipedia, y no está mal, es una fuente confiable y tu post, producto de una buena preparación informativa, es muy bueno.

    Una preguntota, ¿como le haces para que tus post salgan justificados?

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