lunes, 20 de octubre de 2014

 
   Iba a alejarme de los rezongos, dispuestas a dejar de darme manija con mi catalogación de estúpidos.  Pero las decisiones que tomo no dependen sólo de mí; deberían ponerle un poco de voluntad también los demás.
   Ayer tarde di un vistazo al diario, y acabé hojeando la revista dominical de La Nación.  Leo en la editorial:
   “Al morir, sumergido en la pobreza y la desesperación, Vincent van Gogh tenía 37 años.  Una edad a la que Jeff Koons, en la actualidad el artista vivo más cotizado del planeta, apenas era famoso por haber contraído casamiento con una actriz porno de origen húngaro, conocida como Cicciolina.  Aún deberían transcurrir varios años, y gastarse millones de dólares en publicidad- afortunadamente para él, el éxito económico precedió a la consagración como artista-, para que comenzar a hablarse mundialmente de Koons, no por su escandaloso divorcio –la unión con Ilona Staller duró menos de dos años-,  sino por sus esculturas kitsch, que simulan grandes corazones, perritos o conejos hechos con globos de colores… (…)  Tardía, extrañamente, la consagración de Koons en una cultura pop que suele exaltar la  juventud como valor en sí mismo y busca permanentemente nuevos talentos que coronar.  Pero, ¿existe realmente una edad para el arte?  O, en todo caso, ¿a qué edad debe esperarse hoy la “consagración” de un artista?   Algo más: ¿ésta abraza al artista en su momento más creativo, o simplemente cuando se convierte en famoso o “vende” bien?”
Javier Navia El arte no tiene edad: tiene época La Nacíon Revista, Nro. 2363, 19 de Octubre de 2014, página 8.
 
   Mi primera reacción fue interpretar la nota como una simple mención de hechos más o menos conocidos por todos: Koons es otro maestro del marketing y la publicidad.  Su carrera hacia la gloria debe haberse diagramado con la misma precisión con la que se diseña un reloj suizo.  La boda con la rubia  pornostar, acción que en sí misma no me parece ni bien ni mal (¡hola…!  yo pinto gente en bolas…), pero dos años de amor eterno y circo mediático para anunciar el divorcio me llevan a sospechar esa performance como un ensayado posicionamiento vistoso ante la opinión pública.  Y como dice el prosecretario de redacción de la revista de La Nación, “Aún deberían transcurrir varios años, y gastarse millones de dólares en publicidad- afortunadamente para él, el éxito económico precedió a la consagración como artista-, para que comenzar a hablarse mundialmente de Koons” .
   Ese reconocimiento expreso de clara inversión publicitaria pero al mismo tiempo la adhesión al principio de que la consagración puede canjearse a cambio de suficiente dinero, hizo que me pusiera a releer la editorial.  Y el asunto de Koons viene a cuento para anunciar dos notas (que no son de tapa, ni la principal por cantidad de páginas, y que no tratan cuestiones de candente actualidad) sobre “talentos emergentes (rondan los treinta y pico) de dos expresiones artísticas muy diferentes: la plástica y el diseño de moda.  Eduardo Basualdo, adrián Villar Rojas, Amalia Pica, Tomás Espina y Matías Duville, en el primer caso; J. W. Anderson, Phoebe Philo, Humberto Leon, Carol Lim, Heidi Slimane, en el segundo.  Darán que hablar, se cotizarán y serán más famosos…”  (la nota sobre los artistas plásticos “Un dream team de exportación”, firmada por Celina Chatruc va de página 18 a 23).
 
   Me quedé largo rato preguntándome: la nota de los jóvenes talentos de asegurada  cotización y “más” fama futura, ¿es una nota de “opinión” o sencilla publicidad paga?  ¿Es un mensaje subliminal a artistas periféricos (más viejos, sin fama de ningún tipo y por completo descotizados) de que deben invertir comprando espacios en los medios para lograr su “consagración”?  Eso o casarse con un actor o actriz porno que se postule al Senado Nacional, lo que probablemente sea también sólo cuestión de dar con el precio justo y tener resto para la campaña.  ¿Tengo que traducir mi lectura dominical en que si no ponés plata para aparecer en los medios pintes como pintes, expongas donde expongas, creas lo que creas y valgas lo que valgas en realidad NO EXISTIS?  ¿Si uno no tiene una fortuna para repartir a cuatro manos como el amigo Koons mejor es dedicarse a otra cosa?
    La prensa, cuando reconoce que la consagración de un artista se estructura por inversión en marketing, que el “talento” se adquiere por el pródigo pago a astutos publicistas que arman campañas multitarget, carísimas pero eficaces, ¿están siendo  asépticos cronistas de los hechos o son cínicos emuladores que también publicitan a cambio de un precio  al hacer prensa paga encubierta como opinión?

   Yo me indigno, me hago preguntas, trato de entender y acabo sintiendo que la única  reverendamente estúpida en este asunto sigo siendo yo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario