Probablemente sea normal (en un normal espíritu contradictorio), pero pareciera que cuando debería estar disfrutando el poder mostrar mi trabajo en Buenos Aires en realidad  me la paso contando los minutos que faltan para volver a encerrarme en casa a dibujar, lejos de distracciones y compromisos, distracciones y compromisos que con mucho esfuerzo  y tesón logré conseguirme.  Gataflorismo de la más pura sepa.   

    Uno sabe que un artista necesita mostrar lo que hace, porque la obra es esencialmente un dialogo con el espectador, anónimo, pero un “otro” necesario para que el discurso se cierre. Entonces se deja de lado esa cosa de solitario autista que viene con el paquete de la afición al arte y uno sale al mundo a sociabilizar, a tramitar permisos, a conseguir auspicios, a lograr una pared donde colgar su trabajo. No es tarea que uno disfrute per se (sino seriamos todos alegres y extrovertidos publicistas  o RRPP),pero que hay que hacerla, porque escondidos dentro del taller nadie verá lo que hacemos. 

 

    Y cuando uno logra un clavo en una pared externa donde exhibir hacia afuera lo que adentro ya conocemos bien, empieza esta sensación de agobio, este fastidio inconsciente de que no queremos estar ahí, de que lo nuestro es más reservado, íntimo, distante.  Que era lo que queríamos, sí, pero  que también queremos volver al resguardo de nuestra grata soledad; que pintar –el acto de pintar- sigue siendo lo que verdaderamente nos place, que mostrar y todo lo demás está bien, que es necesario, pero que lo nuestro es lo otro, lo que no se ve, lo que en cotidiano  nos da el sustento para vivir.

    No me quejo.  ¡No es una queja!  Es mera añoranza… saudade (¡palabra bonita y perfecta si las hay!).  Es, simplemente, no poder deshacerse de quién uno es.

 

    Me sacudo la melancolía de encima, me recuerdo que es un auténtico privilegio formar parte de los eventos en los que me encuentro participando, y agradezco públicamente a esos amigos que se toman la molestia de reenviarme el material que pescan por la web sobre la 2 Bienal de Arte Contemporáneo de Argentina.