sábado, 18 de octubre de 2014

Sobre los estúpidos en el arte.  Tercera Parte.


   A fin de concluir la Trilogía Estúpida, corresponde ocuparse de los estúpidos que arguyen constituir la secta selecta de críticos de arte.

   Allá lejos y hace tiempo, los “críticos” eran aquellos expertos de contundente expertise adquirida por años de experimentar el múltiple saber derivado de convergentes áreas: historia, estética, filosofía, antropología cultural y siguen las firmas. Habitúes de museos, galerías, teatros y bibliotecas; personas que veían todo, leían todo, analizaban todo, y compendiaban en su trajinado físico la cultura asimilada en sangre.   Hoy existe la “carrera” de crítico de arte (¡y hasta de “curador”!) con una acotada currícula de ocho cuatrimestres que, probablemente, puedan promocionarse con estricto cuatro (porque menos estigmatiza y más, ¡no hace falta!).

   Esto no es una hipérbole para acentuar mi punto, es pura literalidad.  Lo que sigue está copiado (textual) y pegado de la página oficial del IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte de la República Argentina):

Inscripciones 2015 en las Licenciaturas en Crítica de Artes y Curaduría en Artes
Crítica de Artes | 15.10.2014
El Área Transdepartamental de Crítica de Artes anuncia la apertura de las inscripciones el 3 de noviembre a sus carreras de grado: La Licenciatura en Crítica de Artes y la Licenciatura en Curaduría en Artes.
Licenciatura en Crítica de Artes: En esta carrera de grado se atenderá, dentro del ámbito de la enseñanza universitaria nacional y pública, a las necesidades de formación requeridas para la práctica de la crítica académica y mediática y la difusión de las artes. Se propone así el desarrollo de competencias para la planificación y la producción de textos en soportes impresos, audiovisuales y digitales, la apertura y el desarrollo de espacios comunicacionales para la producción artística y su circulación, y la formulación de la propia política de producción crítica a partir del recorrido de las diferentes problemáticas de la relación entre arte y sociedad. Con este propósito, se consideran en el plan de estudios los desarrollos contemporáneos registrados en las artes plásticas, el teatro, la danza, la música y los distintos lenguajes audiovisuales en sus renovadas formas de producción y circulación.
Duración: 8 cuatrimestres (28 asignaturas, todas cuatrimestrales), distribuidas en cuatro años lectivos.
Inscripciones: del 3 de noviembre al 16 de diciembre de 2014.
Dirección: Bartolomé Mitre 1869. 3er piso. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Horarios de Atención: Lunes a viernes de 9:30 a 19 hs.
Contacto: critica.alumnos@iuna.edu.ar // Tel: 4371.5252
Pasos para la inscripción y requisitos de inscripción:
http://criticadeartes.iuna.edu.ar/contenidos/1441-licenciatura-en-critica-de-artes
Toda la información de la Carrera:
http://criticadeartes.iuna.edu.ar/contenidos/1463-licenciatura-en-critica-de-artes-plan-vigente-


     En su artículo  “Sobre la crítica en la era de internet” (La Nación, domingo 12 de octubre de 2014) Daniel Molina refiere:

   “Desde el mundo grecorromano hasta el siglo XX, la crítica estuvo en manos de especialistas. No importaba el rubro del que se tratase, se suponía que el crítico era un experto en el tema. Pero en la última década eso ha cambiado radicalmente. Hoy todo el mundo puede expresar lo que piensa de una obra y algunos logran ser leídos por miles de personas.

¿Qué sentido tiene la crítica de arte en un mundo en el que cualquiera puede hacerla? ¿Qué sentido tiene la crítica cuando hay mucha gente "no experta" en las redes sociales que tiene más predicamento y más prestigio que cualquier experto en cualquier rubro, desde cine hasta cocina? (…) 

¿Por qué ahora se confía más en los pares que comentan en las redes sociales que en los "expertos"? Según dijeron casi todos, porque consideran que los usuarios comunes "tienen menos intereses creados" que los críticos profesionales y porque creen que esos usuarios (a diferencia de los expertos) tienen un punto de vista más cercano a ellos. Moralidad e identificación: valores de esta época. Son valores típicos de la adolescencia.  (…)

 Estamos en medio de una transición en el pensamiento crítico hacia no sé bien qué estado futuro, pero lo que viene será completamente diferente de lo que vimos en los últimos 20 siglos. Hasta hace unos 15 años, era casi imposible cuestionar la crítica erudita: existía una especie de autoritarismo del "conocedor". Hoy, por el contrario, es una minoría la que la sigue tomándola como referente. Vivimos en la tensión entre un mundo que confiaba en el saber de los especialistas y otro en el que la crítica se basa en el sistema de votos de los consumidores culturales. Aunque sobrevive, es cada vez más anacrónico el pensar crítico...” 


  O sea: veinte mil estúpidos diciendo una estupidez equivale a la consagración en el arte actual.


“Fragmentos del Salón de 1846.
I.- ¿Para qué sirve la crítica?
   ¿Para qué? Vasto y terrible punto de interrogación que sobrecoge a la crítica, al primer paso que intenta hacer en su primer capítulo.
 Ante todo, el artista reprocha a la crítica que no pueda enseñar nada al burgués, quién no quiere pintar ni rimar, ni tampoco el arte, puesto que es de sus entrañas de donde sale la crítica.
 No obstante, ¡qué de artistas de estos tiempos deben únicamente a la crítica su pobre fama! Quizá sea éste el verdadero reproche a hacerle.
 Habéis visto un Gavarni que representa a un pintor curvado sobre su tela; detrás, un señor grave, seco, rígido y de corbata blanca, tiene en la mano su último folletón. “Si bien el arte es noble, la crítica es santa.” “¿Quién dice esto?” “¡La crítica!”  Si el artista representa tan fácilmente su buen papel, es porque el crítico es, sin duda, un crítico como hay tantos.
 Respecto a los medios y procedimientos sacados de las obras mismas, el público y el artista no tienen nada que aprender.  Esas cosas pertenecen al taller, y el público sólo se preocupa del resultado. (…)
 En cuanto a la crítica propiamente dicha, espero que los filósofos comprenderán lo que voy a decir: para ser justos, es decir, para tener su razón de ser, la crítica debe ser parcial, apasionada, política; es decir, debe ser un punto de vista exclusivo, pero un punto de vista que abra el  máximo de horizontes.”  
Charles Baudelaire Crítica de Arte, pág. 125/126

   Lamentablemente, hoy ya no tenemos Maestros de las letras, poetas sensibles y hombres entregados por completo a la Cultura, abocados, entre otras cosas, a la crítica de arte.  Ya no tenemos a Baudelaire amando sin pudor a Delacroix (que tampoco tenemos) mientras traduce a Edgar Alan Poe para proyectarlo al mundo.  Pero tenemos carreras cortas con salida laboral asegurada por el porcentaje de like o de retwitte que obtenga.  El mundo completo se ha vuelto estúpido.


   La estupidez contagia.  Es un mal endémico.  Pero lo grave es que pareciera que nadie está buscándole antídoto ni vacuna.  Como si la estupidez total fuera el destino irremediable (¿el cielo o el infierno?) que nos aguarda.  Lo único que nos han prometido y que nos van a dar.  Permanente y perpetua estupidez.  La definitiva igualdad del pueblo.



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