Reconocimiento
expreso de mi dispersión.
Se supondría que estaría en este momento
absolutamente abocada a la inminencia de dos cuelgas y sendas inauguraciones,
pero no he podido evadirme de dedicarle un buen rato a… otra cosa.
Buscando
en mi mail la confirmación del horario para la cuelga de mañana para la 2
Bienal Internacional de Arte Contemporáneo
de Argentina en el Centro Cultural
Borges, recibo mail del proyecto de la Gallery
Akaro,
la que se define en su página (http://galleryakaro.wordpress.com/about/) como: “¡Gallery Akaro es lo último en
cuanto a galerías de arte! Un parásito en el mercado de lo contemporáneo.
Revirtiendo los papeles y desmantelando las leyes mercantiles actuales, Gallery
Akaro reacciona como una “anti-galería”, un antihéroe viral que corrompe y
revierte el propio modelo clásico de galería de arte, alimentándose de ferias,
y dejando a la vez que los artistas se alimenten de la misma galería. Gallery Akaro es un proyecto efímero y
nómada; un nido de parásitos, cuya existencia depende de las propias ferias y
espacios artísticos que lo circundan y lo retroalimentan. Un nido crítico de
parásitos capaz de promover un virus que traspasa las defensas y muros del
mainstream del mercado artístico, facilitando la creación de una mesa redonda
entre todos los artistas interesados."
Hace
unos meses me inscribí para participar en el proyecto, y envié mi ácaro farnelliano: el Akarus Mundi
Después,
como es lógico, estuve haciendo otras cosas y medio me olvidé del asunto. Recién hoy por mail recibo las buenas nuevas:
“el proyecto
“Gallery Akaro” se exhibirá en Room Art Fair en Madrid los días 14, 15 y 16
noviembre en el Hotel Mayerling…”
Avanzo
al sitio de la Room Art Fair Madrid (http://roomartfair.com), y descubro las
características de esta movida no convencional del otro lado del océano:
“ROOM ART FAIR es la feria de
arte más joven e independiente de Europa, que el próximo año celebrará su
edición #4 del 14 al 16 de noviembre en el hotel Mayerling (http://www.mayerlinghotel.com/en)
en barrio de los Austrias de Madrid. Será, de nuevo, un encuentro entre
diferentes agentes del arte actual con un mismo compromiso: disminuir la
barrera que separa el mercado del arte, muchas veces elitista, del público
general donde se encuentran los futuros coleccionistas.
Buscamos acortar la brecha entre
la sociedad y las últimas creaciones, que todo aquel que lo desee se acerque a
#RAF4, sin ningún tipo de miedo o prejuicio, para ello nos ayuda la fisionomía
del evento.
Cada galería ocupa una
habitación del Mayerling que, además de espacio expositivo, sirve de
alojamiento creando un ambiente cercano, acogedor que propicie el diálogo entre
los visitantes, los galerías y las propuestas de sus artistas. Los visitantes
se encontrarán con formatos cómodos y precios que se ajusten a sus exigencias.
En esta cuarta edición tendrán
cabida única y exclusivamente 15 galerías // espacios de arte participantes.
Además contaremos con media partners, colaboradores, bloggers especializados y
una selección de 3 proyectos de nuevos comisarios a través de una convocatoria
abierta a todo aquel que desee participar.
ROOM ART FAIR es una iniciativa
100% privada, no contamos con ninguna ayuda pública, formada por un equipo
entusiasta, joven y multidisciplinar volcado en la difusión del arte
contemporáneo en este y otros proyectos.”
Es
evidente que la vía de comunicación entre el artista y el público está en constante
cuestionamiento y mutación. Que hay un movimiento
(emergente, renovado, impaciente, sustentado en parte por los cambios
tecnológicos que han hecho que el mundo de una década atrás luzca prehistórico)
que empuja hacia adelante y que busca y exige hacerse espacio.
Llevo
muchos años en esto y siempre ha habido por parte de las generaciones más jóvenes
ese empuje para crear huecos de acceso. Soy la
que en mis 20 años colgaba en bares & tugurios casi infames e integré
muestras de una sola noche (¡a oscuras!) en sitios tan icónicos como el desaparecido Ave Porco o el tradicional Café
Tortoni. No es nueva la búsqueda
pero si cambia el vértigo y la proyección.
La tecnología ha desbaratado los códigos clásicos de exclusividad y
pertenencia que daba –no tantos años atrás- el ser “representado” o “exclusivo”
de una todopoderosa galería o ser conocido (“protegido”) por tal o cual prestigioso
coleccionista hacedor de estrellas. La
web es democrática y sólo basta tener algo que decir y que mostrar para
encontrar un espacio y otro montón de gente que coincide en la propuesta y de
ahí saltar a lo físico y concreto y armar muestras y eventos multitudinarios en
los sitios más inesperados.
Es nuevo y no es nuevo, pero sirve de simple recordatorio de que el arte, la expresión
del espíritu humano a través del lenguaje del arte, es una pulsión humana
básica, intemporal e irreductible. Que podrán cambiar las costumbres,
derrumbarse las economías mundiales, despiadarse aún más las guerras, avanzar a lo inimaginable los prodigios de los
gadgets de Apple, pero seguiremos colgando en salones señoriales, en lofts
minimalistas o en el baño de un cuarto
de hotel, que serán originales o copias numeradas, con la obra en presencia o
por mera proyección de pixeles, pero el
arte, el ARTE siempre estará ahí,
presente, triunfal, inconmovible en su
autenticidad, marcando el ritmo acompasado e inmortal del corazón de la humanidad.
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