miércoles, 1 de octubre de 2014


Reconocimiento expreso de mi  dispersión. 

   Se supondría que estaría en este momento absolutamente abocada a la inminencia de dos cuelgas y sendas inauguraciones, pero no he podido evadirme de dedicarle un buen rato a… otra cosa.

   Buscando en mi mail la confirmación del horario para la cuelga de mañana para la 2 Bienal  Internacional de Arte Contemporáneo de Argentina en el Centro Cultural Borges, recibo mail del proyecto de la Gallery Akaro,
 
la que se define en su página (http://galleryakaro.wordpress.com/about/) como: “¡Gallery Akaro es lo último en cuanto a galerías de arte! Un parásito en el mercado de lo contemporáneo. Revirtiendo los papeles y desmantelando las leyes mercantiles actuales, Gallery Akaro reacciona como una “anti-galería”, un antihéroe viral que corrompe y revierte el propio modelo clásico de galería de arte, alimentándose de ferias, y dejando a la vez que los artistas se alimenten de la misma galería.  Gallery Akaro es un proyecto efímero y nómada; un nido de parásitos, cuya existencia depende de las propias ferias y espacios artísticos que lo circundan y lo retroalimentan. Un nido crítico de parásitos capaz de promover un virus que traspasa las defensas y muros del mainstream del mercado artístico, facilitando la creación de una mesa redonda entre todos los artistas interesados."
 

   Hace unos meses me inscribí para participar en el proyecto, y envié mi ácaro farnelliano: el Akarus Mundi
 
   Después, como es lógico, estuve haciendo otras cosas y medio me olvidé del asunto.  Recién hoy por mail recibo las buenas nuevas: “el proyecto “Gallery Akaro” se exhibirá en Room Art Fair en Madrid los días 14, 15 y 16 noviembre en el Hotel Mayerling…”
   Avanzo al sitio de la Room Art Fair Madrid (http://roomartfair.com), y descubro las características de esta movida no convencional del otro lado del océano:
 “ROOM ART FAIR es la feria de arte más joven e independiente de Europa, que el próximo año celebrará su edición #4 del 14 al 16 de noviembre en el hotel Mayerling (http://www.mayerlinghotel.com/en) en barrio de los Austrias de Madrid. Será, de nuevo, un encuentro entre diferentes agentes del arte actual con un mismo compromiso: disminuir la barrera que separa el mercado del arte, muchas veces elitista, del público general donde se encuentran los futuros coleccionistas.
Buscamos acortar la brecha entre la sociedad y las últimas creaciones, que todo aquel que lo desee se acerque a #RAF4, sin ningún tipo de miedo o prejuicio, para ello nos ayuda la fisionomía del evento. 
Cada galería ocupa una habitación del Mayerling que, además de espacio expositivo, sirve de alojamiento creando un ambiente cercano, acogedor que propicie el diálogo entre los visitantes, los galerías y las propuestas de sus artistas. Los visitantes se encontrarán con formatos cómodos y precios que se ajusten a sus exigencias.
En esta cuarta edición tendrán cabida única y exclusivamente 15 galerías // espacios de arte participantes. Además contaremos con media partners, colaboradores, bloggers especializados y una selección de 3 proyectos de nuevos comisarios a través de una convocatoria abierta a todo aquel que desee participar.
ROOM ART FAIR es una iniciativa 100% privada, no contamos con ninguna ayuda pública, formada por un equipo entusiasta, joven y multidisciplinar volcado en la difusión del arte contemporáneo en este y otros proyectos.”
 

   Es evidente que la vía de comunicación entre el artista y el público está en constante cuestionamiento y mutación.  Que hay un movimiento (emergente, renovado, impaciente, sustentado en parte por los cambios tecnológicos que han hecho que el mundo de una década atrás luzca prehistórico) que empuja hacia adelante y que busca y exige hacerse espacio.
   Llevo muchos años en esto y siempre ha habido por parte de las generaciones más jóvenes ese empuje para crear huecos de acceso.  Soy la que en mis 20 años colgaba en bares & tugurios casi infames e integré muestras de una sola noche (¡a oscuras!) en sitios tan icónicos como el desaparecido  Ave Porco o el tradicional Café Tortoni.  No es nueva la búsqueda pero si cambia el vértigo y la proyección.  La tecnología ha desbaratado los códigos clásicos de exclusividad y pertenencia que daba –no tantos años atrás- el ser “representado” o “exclusivo” de una todopoderosa galería o ser conocido (“protegido”) por tal o cual prestigioso coleccionista hacedor de estrellas.  La web es democrática y sólo basta tener algo que decir y que mostrar para encontrar un espacio y otro montón de gente que coincide en la propuesta y de ahí saltar a lo físico y concreto y armar muestras y eventos multitudinarios en los sitios más inesperados.
   Es nuevo y no es nuevo, pero sirve de simple recordatorio de que el arte, la expresión del espíritu humano a través del lenguaje del arte, es una pulsión humana básica,  intemporal e irreductible.  Que podrán cambiar las costumbres, derrumbarse las economías mundiales, despiadarse aún más las guerras,  avanzar a lo inimaginable los prodigios de los gadgets de Apple, pero seguiremos colgando en salones señoriales, en lofts minimalistas  o en el baño de un cuarto de hotel, que serán originales o copias numeradas, con la obra en presencia o por mera proyección  de pixeles, pero el arte, el ARTE siempre estará ahí, presente,  triunfal, inconmovible en su autenticidad, marcando el ritmo acompasado e inmortal  del corazón de la humanidad.
 
 
 

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