La discusión arrancó con el tema de las fotos. Originariamente, ante mi negativa de poner
sellos de agua a las fotos de mis obras subidas a la web, concilié con el crear un blog
para concentrarlas y de esa manera ejercer cierto poder de custodia sobre la
propiedad intelectual de las imágenes.
Sentar precedente público de mi autoría.
O algo así.
Aunque, como ya he dicho varias veces, a mí
no me molesta que usen las imágenes de mis obras; por el contrario, lo siento como un generoso halago ya que implica el logro de comunicación con un desconocido
que el arte tiene como meta final (ser un lenguaje universal). Pero para cerrar una discusión que pintaba
ser eternamente reiterativa, subí las fotos de mis trabajos en un blog
vinculado a este (El gato de Cheshire – Trastienda de Arte Art Gallery), al que –a
las vistas está- no le presté nunca demasiada atención. Subir las fotos como en una galería fija y
virtual ME ABURRE.
Por el contrario, el usar las imágenes de mis
obras para incluirlas como separadores en este blog, referirlas cuando se mueven en
concreto a alguna muestra, fragmentarlas, superponerlas, recortarlas y jugar
con ellas al incluirlas cotidianamente en esta especie de diario personal
realmente me divierte.
Y ahora
resulta que eso está MUY MAL. No tengo que toquetear las imágenes de mis
obras. Cómo voy a recortarlas y
montarlas con otras, tomar fragmentos de obras inconclusas y superponerlas
con otras terminadas y hasta con algunas ya vendidas. Estoy confundiendo el producto, creando una
publicidad engañosa, estoy haciendo no sé qué pero que es exactamente lo
contrario al A-B-C más básico de las técnicas de comercialización.
Si se trataba
originariamente de reguardar mi propiedad intelectual, ¿por qué resulta que
ahora no tengo derecho alguno sobre MIS
obras? Son mías, yo las hice, yo las
tengo, yo saqué las fotos y yo las presento como se me da la gana. Este blog no está publicitando y mucho menos
vendiendo nada. Sólo le hablo a vaya uno
saber quién sobre las vaguedades y contradicciones que pueblan mi pensamiento, ilustrando mis desvarios con
fotos caseras de dibujitos hechos por mí. Punto.
El que uno sea lo
suficientemente educado como para escuchar lo que otra persona dice cuando abre
la boca no significa que uno esté de acuerdo y que acepte que se metan a
digitar una vida que, temo por ellos, es exclusivamente mía. Y, en serio, SE ACABÓ LA DISCUSIÓN. Mis obras son mías, las fotos que tomo de ellas son mías también y este blog es de mi exclusiva y excluyente propiedad. No reconozco señorío superior sobre ellos que el que yo ejerzo. Y no-lo-com-par-to.
Traducido: déjenme en paz porque es tiempo y esfuerzo perdido. Palabra de oráculo.
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