Sobre Ragnarök y las escobas
De regreso a Ragnarök,
he estado el último tiempo abocada a mi Lista de Ángeles y Demonios, con mi
ya sabida dificultad angélica que me hace abandonar y romper muchos de mis amagues
insatisfactorios, y al desarrollo de una
pequeña serie de Brujas, sobre papel de dimensiones reducidas, con la idea de
montarlas unas junto a otras sobre una misma pared. Mis Brujas están todas de espalda, con alguna “edificación” que las horada, mucha
puerta, mucha arcada, mucho camino, fundiéndose hacia el interior o expandiendo
hacia el exterior –según quién lo vea- de las sorciéres.
Aunque en este momento
estoy bocetando intentos que dejo intencionalmente a la mitad para luego
escoger los que más se acerquen a la idea de conjunto del montaje, mi entorno
viene soportando mi a veces –asumo- insoportable conversación monotemática tema:
las brujas. Así, fue casi obligado que
un amigo viera en Facebook una
convocatoria de arte vinculada a escobas y considerara que estaban tocando mi
canción.
La convocatoria realizada por Silvia Ariza (silviagracielaariza@gmail.com)
y Zulma García Cuerva, se denomina “Noches
de brujas” y prevé una muestra en el mes de octubre en el Salón de los Pasos Perdidos de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, ese imponente edificio
de empinadas escalinatas y altivas columnas vecino del Museo de Bellas Artes, en
Recoleta. La propuesta consiste en armar
una escoba con cualquier material o intervenir desde una visión artística una escoba o escobillón. Mi amigo (todos mis amigos tienen un sentido del
humor más raro aún que el mío, lo cual es decir…) me pasó la data dispuesto
a fastidiarme, ya que de buenas a primeras la idea de intervenir una escoba,
para un dibujante como yo, no da –literalmente- mucho espacio de trabajo. Pero será porque estuve hasta hace poco
trabajando en El Portal de mi Lista de Ángeles y Demonios, será porque tengo
una careta de papier mâché incrustada en el cerebro, será porque tenía que ser,
apenas él me contó del evento yo vi mi escoba: La Escoba Enmascarada, una
escoba veneciana, llena de dorados y pompones, que ocuparía a posteriori de
este evento el centro de mi montaje de Brujas de espaldas horadadas.
Al toque le pedí a Silvia por mail las bases y le confirmé mi
participación. Como atea confesa debo
proclamar solemnemente que no creo en nada.
Pero creo en el destino, porque si no tendría que darle crédito a las
casualidades, que dicen son el humor negro de dios. Mi escoba enmascarada y universitaria era
parte de Ragnarök desde antes de que yo supiera de su existencia (futura).
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