Me han enviado imagen de mi página en la edición final e impresa de la Guía Leonardo (www.guialeonardo.com). Se la ve bonita y me vuelvo ansiosa por hacerme de un ejemplar para mi biblioteca. Nuevamente, tengo que explicar a los editores las "originalidades" actuales de mi país, que impiden tanto el giro de fondos al exterior (aun sumas exiguas como para abonar el costo de un libro de arte) como el ingreso de bienes comprados fuera del territorio nacional (aunque sean bienes culturales).
Uno está acostumbrado, lo vive cotidianamente desde hace ya demasiados años. Pero al tratar de explicárselo a alguien que, obviamente, no puede comprenderlo por la irracionalidad intrínseca del asunto, uno siente un poco de vergüenza y nuevamente mucha enojosa impotencia por estar sumido en semejante absurdo.
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